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Los Patriarcas del SotoZen

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BUDA SHAKYAMUNI


“Las espinas brotan por doquier
mientras en el viejo cerezo
germina la yema de una espléndida rama” - Keizan Zenji

A pesar de que el Zen (Ch’an en chino) se haya desarrollado como tal en China, su origen se remonta directamente a Buda Shakyamuni, al siglo VI antes de nuestra era. Shakyamuni es el primero en haber transmitido lo que más tarde se llamó Zen. El Zen tiene sus raíces en la experiencia misma del despertar de Buda bajo el árbol de la Bodhi.
Este espíritu se ha transmitido de maestro a discípulo a través de toda la historia. Buda Shakyamuni no era un ermitaño, un maestro espiritual ni un sabio místico que enseñaba la verdad a sus discípulos. Sinembargo, su vida y sus acciones abrieron una vía completamente nueva.
Perteneciente a una rica familia hindú, vivió con el nombre de Siddharta, que quiere decir “realización de todos los deseos”. Preocupado por el sufrimiento de los seres y al darse cuenta de que los placeres superficiales no podían ofrecer felicidad al ser humano, a los veintinueve años dejó a su familia para buscar la Vía. Tras seis años de búsqueda y de ascesis, comprendió, al límite de sus fuerzas, que el ser humano no encontraría en esas prácticas la liberación de sus sufrimientos.
Entonces se puso en la postura del loto bajo el árbol de la Bodhi con la firme determinación de no levantarse hasta haber resuelto totalmente el problema fundamental de la vida humana. Y así, en total inmovilidad, en profundo silencio interior, despertó y se convirtió en Buda, lo que significa: ser despierto, el que sabe. La experiencia de Shakyamuni está avalada y es transmitida por los maestros Zen como el despertar de todos los budas y patriarcas. La enseñanza del Buda tiene su origen en su experiencia vivida. Ve las cosas tal y como son, es decir en su verdad auténtica.
El la época de Shakyamuni proliferaban sistemas filosóficos y religiosos que generaban oposiciones y disputas. Todos decían que su propia doctrina tenía origen en la verdad absoluta y afirmaban que las demás enseñanzas eran erróneas y engañosas. De alguna manera es lo mismo que sucede hoy en Occidente. El Buda declaraba que tales disputas eran inútiles y se mantenía al margen de toda discusión metafísica. No quería preocuparse, como hacían los filósofos y los religiosos de su época, de problemas tales como: “¿Es eterno el mundo? ¿Un ser realizado sigue existiendo tras la muerte? No consideraba que estas cuestiones fueran la esencia de una autentica búsqueda de la sabiduría, pues alejaban al ser humano del camino que le liberaba del sufrimiento.
Es como si un hombre, atravesado por una flecha envenenada, detuviera al medico que se apresura para arrancársela diciendo:
“! Espere un poco! Antes de que me quite la flecha me gustaría saber quien me la ha lanzado. ¿Era un hombre o una mujer? ¿Era noble o campesino? ¿De que estaba hecho el arco? ¿Era pequeño o grande? ¿Era de madera o de bambú? …
Antes de poder contestar a todas estas cuestiones, el hombre estaría ya muerto. La sabiduría es quitar la flecha rápidamente par impedir que el veneno se extienda.
Los argumentos del Buda se fundamentaban en dos puntos:
- No pretender nada que no sea cierto.
- No pretender nada que no sea útil al ser humano
Declaró que todo lo que no sirve para alcanzar la paz interior, el conocimiento real, la mas elevada sabiduría y el despertar, debe ser rechazado.
La enseñanza practica del Buda conduce a comprender que no existe ningún ego sustancial ni objeto alguno, en ninguna parte, que no esté sometido a la impermanencia y que solo existen procesos vacíos de sustancia real como las percepciones, los sentimientos, las visiones, ect. Buda puede ser comparado con un médico que propone una curación a la enferma naturaleza humana. No tenía intención de crear una nueva religión sólo quería ayudar al ser humano a comprender el origen del sufrimiento y a liberarse de él.

De: Bovay, Kaltenbach, De Smedt (1999): Zen. Práctica y enseñanza, historia y tradición, civilización y perspectivas. Barcelona: Editorial Kairós.

MAHAKASHYAPA

“Debéis saber que, en un remoto rincón de un valle brumoso,
Un pino sagrado resiste la acometida de los siglos” Keizan Zenji

Mahakashyapa fue el primer maestro ancestral. En cierta ocasión el Venerado por todo el mundo alzo una flor y pestañeó, suscitando la sonrisa de Kasyapa. Entonces el Venerado dijo: - ” Tengo conmigo el Tesoro del Ojo del Verdadero Dharma y la maravillosa mente del nirvana, y se lo he transmitido a Mahakashyapa”.

La verdadera ley dice que el Dharma no puede ser transmitido ni recibido. Para ilustrar este hecho inmutable y eterno, el Buda sostuvo una flor entre sus dedos a lo que Kasyapa por su parte, respondió con una sonrisa y, en el mismo instante en que Shakyamuni y Mahakasyapa se reconocieron sus corazones latieron al unísono. El espíritu del Buda era como un espejo en el que se reflejaba el de Mahakashyapa. Mahakashyapa sólo estaba presente, aquí y ahora. Estaba en perfecta y total unión con el espirtu de su maestro. Su espíritu estaba disponible, sin obstáculos, perfectamente puro. Eso es lo que se llama el espíritu original. Ese espíritu es la enseñanza misma.

De ahí comienza el autentico linaje de maestro a discípulo. Buda dio su Kesa a Mahakashyapa. Así se ha transmitido el verdadero Zen, de maestro a maestro, de patriarca a patriarca, profundamente, íntimamente, hasta nuestros días.

Segun: Bovay, Kaltenbach, De Smedt (1999): Zen. Práctica y enseñanza, historia y tradición, civilización y perspectivas. Barcelona: Editorial Kairós.
Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona: Editorial Kairós

ANANDA

Ananda era primo de Sidartha y es despues de Mahakashyapa el segundo maestro ancestral. Después de la muerte de Shakyamuni, Kashyapa le dijo a Ananda: “toma asiento y transmítenos las palabras del Buda”. Al escuchar esta petición Ananda, se puso en pie, se postró ante la asamblea de los monjes y ocupó el asiento, desde el que proclamó:

“Así he oído. En cierta ocasión el Buda se encontraba en…” y repitió palabra por palabra todas las enseñanzas transmitidas por el Buda a lo largo de su vida. Cuando Ananda finalizo, Kashyapa preguntó a sus discípulos: “¿Es esto diferente de lo que predicaba el Tathagata?” y los discípulos que, al ser grandes arhats poseedores de los tres tipos de conocimiento espiritual y de los seis poderes no podían olvidar nada, replicaron al unísono: “¿Cómo podríamos distinguir si quien ha hablado es el mismo Tathagata o si se trata de Ananda?” Todos entonces le ensalzaron diciendo: “¡El gran océano del Dharma del Buda ha sido vertido en Ananda! ¡Las palabras de Ananda son las mismas pronunciadas por el Tathagata!”.

En otra ocasión, Ananda le preguntó a Mahakashyapa: “¿Acaso, respetable hermano del Dharma, el Venerado por todo el mundo te transmitió algo más que su kesa de brocados de oro?”. - ¡Ananda! – gritó entonces Kasyapa. Y, cuando Ananda se disponía a responder, prosiguió: - “¡Derriba el mástil que hay frente a la puerta!”. En ese mismo instante, Ananda experimentó un profundo despertar.

Keizan Zenji comenta:

Ananda pensaba que la transmisión del kesa dorado a Kashyapa – un símbolo del hecho de ser un discípulo del buda- era lo único que podía ser transmitido. No obstante, después de seguir a Kashyapa y de cuidar de el, comprendió que algo más estaba transmitiéndose directamente de maestro a discípulo. Entonces fue cuando Kashyapa, dándose cuenta de que había llegado ya el momento, gritó “!Ananda!” Sólo entonces Ananda respondió, como el eco que acompaña al sonido o la chispa que brota al golpear el pedernal. Pero, aunque Kashyapa pronunciara su nombre, en realidad no estaba llamándole y, del mismo modo, su respuesta tampoco puede ser considerada como una respuesta.
En la historia, que hoy nos ocupa, era como si Kashyapa y Ananda se hallaran sosteniendo un debate y enarbolaran sus respectivos estandartes. Si Ananda hubiera vencido, Kashyapa habría tenido que deponer su estandarte ya que, cuando uno avanza, el otro debe retroceder, aunque no es este el caso en la historia que ahora nos ocupa. Si Kashyapa y Ananda fueran mástiles de sus respectivos estandartes, el rostro original jamás podría ser revelando. Cuando un mástil es derribado, otro se revela. Así pues, cuando Kashyapa le dijo que depusiera el mástil de su bandera, Ananda experimento un profundo despertar y maestro y discípulo devinieron uno con la vía. Pero después de este gran despertar, Kashyapa también fue derribado y lo mismo ocurrió con las montañas y los ríos. Como resultado de todo ello, el Kesa del buda se posó espontáneamente sobre los hombros de Ananda.

No debéis por tanto, quedaros en el pie al borde del abismo insondablemente profundo que se abre en vuestro interior. No os apeguéis a la pureza, debéis ir todavía más allá hasta comprender que todas las palabras no son más que ecos. Todos los budas y patriarcas que, generación tras generación, se han sucedido en este mundo, no han dejado de señalar este mismo principio: aunque nadie pueda entenderlo plenamente, la Mente solo puede transmitirse a través de la mente. Pero aunque esas masas de carne – Kashyapa y Ananda sean “la persona” revelada en el mundo como uno o dos rostros, no debéis pensar, sin embargo, que solo ellos son esa persona. Cada uno de vosotros, monjes es el acantilado de diez mil pies de profundidad, los mil cambios y la miríada de transformaciones de “esa persona”. En el mismo momento en que entendáis que es “esa persona” todo se desvanecerá de inmediato. No pretendáis, pues, deponer otro mástil que no seais vosotros mismos.

Segun: Bovay, Kaltenbach, De Smedt (1999): Zen. Práctica y enseñanza, historia y tradición, civilización y perspectivas. Barcelona: Editorial Kairós.
Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona: Editorial Kairós

SHONAWASHU

Caso

¿Cuál el al naturaleza original de todos los fenómenos? Preguntó en cierta ocasión Shonawashu (Sanavasa - el tercer patriarca) a Ananda.

Ananda respondío moviendo una mano en dirección al kesa de Shonawashu, pero este nuevamente inquirió:

-¿cuál es la naturaleza original del despertar de los budas? Entonces fue cuando Ananda tiró del borde del kesa de Shonawashu y, en ese mismo momento, el maestro experimento el gran despertar.

Shonawashu procedía de Mathura (India) . Desde el mismo momento de su nacimiento, el maestro iba ataviado con un ropaje que le protegía del calor del verano y del frío invernal, de ahí su nombre Sanaka (-vasa) que, en sanscrito, significa “vestido naturalmente”. Cuando despertó por vez primera el espíritu de la iluminación y abandono el hogar, sus ropajes laicos se transformaron de inmediato en la indumentaria de un monje (como sucedió también en un episodio de la vida de una monja de la época del Buda llamada “Color de Loto”). Según se dice, en una vida anterior Shonawashu había sido un mercader que regalo cien piezas de lana a cien budas, una acción cuyo resultado le llevó a vestir naturalmente esa tela a lo largo de muchas vidas y también durante el llamado “estado intermedio” , un periodo durante el que los seres fallecidos aguardan, despojados de todo ropaje, la llegada de un nuevo renacimiento.

En la India se llama Sanavasa a una planta (que también se conoce con el nombre de “nueve ramas esplendorosas”) y que solo brota cuando nace una persona santa. Esa planta nació al mismo tiempo que Shonawashu y es por esto por lo que el patriarca recibió este nombre. El nacimiento de Shonawashu tuvo lugar después de permanecer durante seis años en el vientre de su madre. Hace ya mucho tiempo, el Venerado por todo e mundo dijo a Ananda, señalando e la direccion de un exuberante y frondoso bosque: “Este bosque se llama Urumanda y, transcurridos cien años después de mi muerte un monje llamado Shonawashu girará la maravillosa rueda del Dharma”. Efectivamente, Shonawashu nacío en ese mismo bosque, lugar en el que recibió la transmision del venerable Ananda, hizo girar la rueda del Dharma y sojuzgo al dragón de fuego que lo custodiaba cumpliendo de ese modo con la predicción realizada por el “Honrado por todo el mundo”.

Circumstancias

El venerable Shonawashu habitaba en las montañas de Himalaya y practicaba la brujería, pero cuando se encontró con el venerable Ananda tuvo lugar la situación referida en el caso que nos ocupa. Antes de el, nadie había preguntado por la naturaleza original y no nacida de todas las cosas. Aunque todos los seres están dotados de esta naturaleza original, nadie, sin embargo, la conoce, y nadie, en consecuencia, puede preguntar por ella. Pero ¿por qué se la denomina “naturaleza no nacida”? Se le denomina así porque, si bien las diez mil cosas surgen de ella, no se halla, sin embargo, sujeta la nacimiento. Se trata de la naturaleza original en la que las montañas no son montañas y los ríos no son ríos. Por esto por lo precisamente tiro Ananda del borde del kesa de Shonawashu.

Teisho de Keizan Zenji

Kesa, es decir, kasaya, el habito del monje) es un termino sanscrito que significa “color indefinido” o “color no nacido” y es por esto por lo que no debéis pensar en el como un color concreto. Bien podríamos decir que se trata del mismo color de la mente, del cuerpo y del entorno que rodea a todas las cosas , desde los budas hasta las hormigas, los mosquitos y las moscas que revolotean en torno a los caballos. En realidad, no hay forma ni color y, por lo tanto, tampoco hay tres esferas de la exigencia a las que renunciar ni fruto alguno de la Vía que alcanzar.
Pero, aunque Shonawashu comprendiera esto, no obstante volvió a preguntar: ¿Cuál es la naturaleza original del despertar de los budas? No nos engañemos porque , si no nos percatamos – aunque solo sea una vez – de la existencia de dicha naturaleza, nuestra misma visión nos confundirá. Es por esto por lo que Shonawashu seguía preguntando por el lugar del que proceden los budas y que Ananda, para mostrarle que los budas responden y se presentan dependiendo de la intensidad de nuestra demanda, asió el borde de su kesa y tiró de el, momento en el cual experimento el gran despertar.
Así pues, por mas claro que lo tengamos, si no llegamos a experimentarlo directamente en algún momento, nunca no daremos cuenta de que nosotros mismos somos las madres de la sabiduría de todos los budas. Este es el principio al que han apuntado ininterrumpidamente, generación tras generación, todos los budas y todos los patriarcas. Y es que, por más que la naturaleza original no pueda ser otorgada ni recibida, es inevitable que, cuando uno se palpe el rostro, tropiece con su propia nariz.

La practica del Zen consite en la practica de la iluminación. Cuando estéis iluminados debereis ir al encuentro de un autentico maestro porque, de lo contrario, sereis como los fantasmas desencarnados que se ocultan en la plantas y moran vanamente en los arboles. Esta historia nos muestra que debemos practicar el Zen sin un objetivo y malgastar así nuestra vida. No instáis, por tanto, en sostener perspectivas ordinarias ni pretendáis tampoco que vuestro punto de vista prevalezca sobre el de los demás.
Quizás creáis que la Vía de los patriarcas del Buda disciernen entre los individuos en función de sus capacidades y que vosotros no sois dignos de ella. Pero esta opinión seria ciertamente la mas estupida de ellas. Pero esta opinión seria ciertamente la mas estupida de todas. ¿Acaso hubo entre nuestros antepasados alguno que no naciera de una madre y un padre) ¿Y acaso ellos no experimentaron, como todos nosotros, sentimientos de amor y de apego o pensamientos de fama y fortuna? A pesar de todo ello, una vez que tomaron la determinación de emprender la práctica del Zen, no cejaron en su empeño hasta alcanzar la iluminación. Desde la India hasta Japón, a través de las épocas del Verdadero Dharma, del Dharma Falsificado y del Dharma Degradado, son tantos los santos y sabios que han alcanzado la iluminación que llegarían a cubrir las montanos y el océano. Vosotros, monjes dotados de ojos y oidos, no sois en modo alguno diferentes de los antiguos. Vayáis a donde vayáis puede decirse que sois personas competas, el mimos Kasyapa y el mismo Ananda. ¿Por qué entonces, si los cuatro grandes elementos y los cinco agregados de los que ellos estaban compuestos, no son diferentes a los vuestros, habríais de ser distintos en lo que respecta a la Vía?
Si no profundizáis en este punto y os esforzais en la vía, no solo despredicareis vuestro cuerpo humano – que tan difícil resulta obtener -, sino que tampoco entenderéis que se trata de una expresión del Yo. Es la necesidad de no caer en la negligencia la que llevo a Ananda a tomar a Kasyapa como su maestro y la que a su vez, hizo que Shonawashu siguiese a Ananda. Así es como el camino ha ido transmitiéndose de maestro a discípulo. El Tesoro del Ojo del Verdadero Dharma y la maravillosa mente del nirvana que han llegado hasta nosotros no son diferentes de los de la época en que vivía el Buda. No os sintáis, por tanto, apesadumbrados por no haber nacido en esa época, porque en el pasado sobrasteis las semillas y establecisteis las condiciones apropiadas para el logro de la prajna (Sabiduria). Eso es, de hecho, lo que os ha traído hasta le monasterio de Daijo. Ciertamente, es como si estuvieseis junto a Kasyapa y al lado de Ananda. Sí pues aunque, en esta ocasión, no seáis más que huéspedes e invitados, en vidas anteriores fuisteis los mismos patriarcas del Buda. No sigáis, por tanto, atados a sentimientos relativos al pasado o al presente ni os apeguéis a los sonidos y las formas. No malgastéis en vano vuestros días y vuestras noches. Perseverad celosamente en la Vía, alcanzad la espera ultima de los antiguos y aceptad la promesa de que finalmente alcanzareis la budeidad y el sello autentificador de Tettsu Gikai, maestro presente de Daijo-ji.

Poema

Me gustaría ilustra esta historia con un humilde poema. ¿Queréis escucharlo?

El río sin origen se despena con estruendo
Por un acantilado de diez mil pies
y pule las piedras, dispersa las nubes
y barre la nieve, esparciendo las flores por los aires.
Se asemeja a una cinta de pura seda blanca
meciéndose más allá del polvo.


Según: Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Crónicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona.

UBAKIKUTA

Casa vacía, morador ausente, ni dentro ni fuera. ¿Dónde podrían ocultar, pues, sus formas el cuerpo y la mente? Keizan Jokin

Caso

El cuarto patriarca fue el venerable Ubakikuta, que sirvió a Shonawashu durante tres años antes de afeitar su cabeza y hacerse monje. En cierta ocasión, Shonawashu le formuló la siguiente pregunta:

- ¿Es tu cuerpo o tu espíritu el que ha renunciado al hogar?
- En realidad – respondió el maestro Ubakikuta – he abandonado el hogar físicamente.
-¿Cómo puede el maravilloso Dharma de los budas tener algo que ver con el cuerpo o con la mente?
Inquirió entonces el venerable.

Al escuchar esto, el maestro experimentó el gran despertar.

Teisho de Keizan Zenji:

Ubakikuta exhibió – al igual que ocurrió en vida del Tathagata – los poderosos efectos del Dharma del Buda. A la edad de diecisiete años el maestro se afeitó la cabeza. Fue entonces cuando Shonawashu le preguntó: “Ha sido tu cuerpo o tu espíritu el que ha renunciado al hogar?”. Según el budismo, existen dos tipos fundamentales de abandono del hogar, el físico y e el mental. El primero implica desprenderse del amor y del afecto, abandonar el lugar de nacimiento, afeitarse la cabeza, vestir los ropajes de monje o de monja, no tener sirvientes y esforzarse diligentemente en la práctica de la Vía durante la veinticuatro horas del día sin malgastar ni un solo instante. Eso es todo lo que desea, quien renuncia físicamente al hogar, sin complacerse en la vida ni temer a la muerte, con una mente tan pura como la luna de otoño y unos ojos tan claros como el mas resplandeciente de los espejos. Tampoco busca la mente ni añora contemplar su naturaleza original. No cultiva la santa verdad y, mucho menos todavía, los apegos mundanos. De este modo no mora en el estado de la gente ordinaria ni anhela el rango de sabio o de santo, sino que trata humildemente de convertirse en un buscador inconsciente de la Vía. Así son las personas que renuncian físicamente al hogar.

Quienes, por su parte, renuncia espiritualmente al hogar no afeitan su cabeza ni se atavían con los hábitos de monje. Aunque vivan en su hogar y se ocupen de sus obligaciones mundanas, son como lotos que no se manchan con el lodo entre el que crecen y como joyas en las que no se deposita le polvo. Así, por mas que los condicionamientos kármicos le lleven a tener esposa e hijos, no permanecen, sin embargo atados a ellos. No se pierden ni por un momento en el amor ni en la codicia. Al igual que la luna suspendida del cielo o la canica que rueda dentro de un plato, ellos se mantienen serenos en medio del tumulto de la urbe. Se hallan justo en medio de los tres mundos y ubicados más allá del tiempo. Se han dado cuenta de que pretender erradicar la pasiones es una enfermedad y de que es un error tratar de perseguir la realidad ultima. Comprenden que tanto el samsara como el nirvana son ilusorios y no se aferran, por tanto, a la iluminación ni a las pasiones. Así son quienes renuncian en espíritu al hogar.

Sin embargo, desde el punto de vista del maravilloso Dharma del Buda, esa no es ninguna explicación, por esto por lo que Shonawashu agregó que los budas no abandonan el hogar física ni mentalmente, es decir, que tal abandono no puede ser explicado en términos de los cuatro elementos o los cinco agregados, ni tampoco puede ser considerado como el profundo misterio de la verdad. Los budas son como el espacio que carece de interior y de exterior y, en consecuencia, no pueden ser concebidos en términos de sabiduría o de ignorancia y tampoco se hallan limitados por la mente o por el cuerpo. Eso fue todo lo que, en esa ocasión, se limitó a decir Shonawashu, aunque conocía muchos principios sutiles y era experto en numerosas enseñanzas.

No digáis que le Buda “es el único venerado” y tampoco afirméis que viene o que va. ¿Quién puede hablar de “antes de que sus padres nacieran” o del “tiempo que presidió al eón vacío”? Quien alcanza ese lugar trasciende tanto el nacimiento como el no nacimiento y se libera tanto de lamente como de la no mente. Se asemeja al agua que asume la forma del recipiente que la contiene o al espacio que envuelve todas las cosas. Por mas que creáis haberlo asido, vuestra manos siguieran vacías y tampoco podréis encontrarlo por mas que lo busquéis. Así es el maravilloso Drama de los Budas. Cuando alcancéis ese lugar descubriréis que ahí no existen Ubakikuta ni Shonawashu, de modo que no podréis concluir si se mueven o están quietos, si vienen o si van. Y aunque podamos afirmar la existencia del “ser” y del “no ser”, del “yo” y del “otro”, todas estas palabras no dejarán de ser más que murmullos en el fondo de un río o ecos en la inmensidad del espacio.

Si no experimentáis, aunque solo sea una vez, ese lugar, la sabiduría de un millón de enseñanzas y el conocimiento de innumerables principios maravillosos serán tan estériles como el discurrir de la conciencia karmica ordinaria. Así pues cuando Shonawashu habló de ello y Upagupta alcanzó instantáneamente el despertar, fue como si estallara un trueno en el cielo despejado o como si un violento fuego arrasara súbitamente toda la tierra. Ese estruendo no solo arrancó de raíz el oído de Ubakikuta, sino que también le hizo transcender instantáneamente su misma existencia. El violento fuego que entonces se desencadeno redujo a cenizas las enseñanzas de los budas y el verdadero rostro de los patriarcas, cenizas que tenían estampadas el nombre del venerable Upagupta y eran tan duras como la piedra y tan negras como la laca. Ubakikuta ayudó a muchas personas a desprenderse de su naturaleza ordinaria y haciendo pedazos sus cuerpos contaba en vano la vacuidad arrojando tallos de hierba y quemando la misma vacuidad, se desembarazaba de cualquier rastro de ella.

Segun: Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona.

DAITAKA

Cuando alcances lo esencial
Comprenderás claramente
Lo que has encontrado.
Lun-pien todavía posee sutilezas que no ha revelado a nadie - Keizan Jokin

En cierta ocasión, Daitaka, el quinto patriarca, dijo:

-Quien abandona el hogar para convertirse en monje es un Yo sin yo, un yo que nada posee. La Mente original carece de principio y de final. Esa es la Vía eterna. También todos los budas son eternos. La Mente carece de forma y su esencia permanece inmutable.

-Debes alcanzar el despertar completo y actualizarlo con tu propia mente – puntualizó entonces Ubakikuta.

Al escuchar esto, Daitaka experimentó el gran despertar.

Teisho de Keizan Zenji:

Esta renuncia la hogar nos revela al Yo carente de yo, un Yo, por tanto, que no puede ser definido en terminos de cuerpo ni de mente. El yo carente de yo es la Via eterna que carece de principio y de final. Por consiguiente, no pertenece a los budas ni tampoco a los seres ¡cuánto menos a los cuatro grandes elementos, los cinco agregados, los tres mundos o los seis destinos del renacimiento! Aunque vemos, oímos y percibimos, la mente carece de forma, no viene ni va y tampoco se mueve ni permanece inmóvil. Pero ese conocimiento no es mas que una mera comprensión intelectual. Daitaka solo había alcanzado este tipo de comprensión, por esto por que Ubakikuta le indico que todavía debía actualizar su propia Mente y experimentar el gran despertar, un despertar equiparable al cuño imperial que se estampa en las mercancía y garantiza la calidad de un producto apto para el consumo y que no esta destinado al uso oficial. Eso mismo es lo que sucede cuando se entrecruzan los caminos del maestro y el discípulo. Por mas que entendáis los principios y alcancéis el gran despertar. Si esto no ocurre- aunque solo sea una vez – seréis personas con una estéril comprensión intelectual que jamás han penetrado en la Mente esencial. ¿Cómo pretendéis escapar de las ataduras del yo y del otro si todavía no os habéis desprendido de la imágenes pueriles sobre el Buda y el Dharma?

Poco importa, si no lográis atisbar el despertar, que os afeareis a las palabras pronunciadas por el Buda durante cuarenta y nueve años o que sigáis al pie de la letra la enseñanza de los tres o de los cinco vehículos, porque difícilmente llegareis entonces a ser monjes merecedores del kesa. Por mas que podáis explicar mil sutras y los diez mil comentarios, contemplar el rostro de los budas, hacer que tiemble la tierra y que lluevan flores del cielo, seguiréis permaneciendo todavía en el estado de ratón de biblioteca y muy alejados, por tanto, del verdadero monje merecedor del kesa.

No debéis tratar de comprender pues, por ejemplo, que los tres mundos son solo Mente” que “todas las cosas son reales” que “todo ser posee la naturaleza budica” o que es “absolutamente vacío e inmutable”. Si afirmáis que “todas las cosas son reales” todavía os estaréis moviendo en el mundo de las categorías; si decís que “todo es vacío” incurriréis en la visión errónea del nihilismo; si sostenéis que “todo ser posee la naturaleza de Buda” estaréis afirmando la existencia de una naturaleza espiritual distinta a la naturaleza ordinaria y si, por ultimo, declaráis que “solo existe la Mente” no haréis mas que obstaculizar vuestra propia comprensión. Quien busca la respuesta definitiva en los mil Sutras o en los diez mil comentarios resta lamentablemente tratando de huir de su propio padre. La sagradas enseñas solo serán vuestras cuando descubráis vuestro propio cofre y dejéis que salga a la luz el tesoro de los sutras que mora en vuestra propia Mente.

Mientras no lo hagáis así, los budas y los patriarcas serán vuestros enemigos. Alguien ha dicho: ¿Qué perverso demonio te obliga a renunciar al hogar? ¿Qué malvado diablo te lleva a vagabundear de aquí para allá como un monje sin techo? Tanto si respondes como si no lo haces te matare a bastonazos”. Como ya hemos dicho anteriormente uno no debe renunciar al hogar buscando el beneficio de la mente o del cuerpo. Este es el motivo por el cual Daitaka, que no comprendía esto, era todavía indigno de llevar el Kesa. Solo cuando Ubakikuta se lo señaló puedo llegar a experimentar por vez primera el gran despertar y fue capaz de actualizar la esencia de la Mente.
Gentes de bien, debéis esmeraros en practicar la Vía. No asentéis vuestra comprensión en los libros ni tratéis de discernir lo espiritual basándoos en el conocimiento ordinario. Dejad de establecer diferencias entre el cielo y la tierra, entre lo sagrado y lo mundano, entre le karma personal y el karma colectivo. Entonces no tendréis dificultad alguna para moveros hacia el pasado o hacia el futuro ni existirá tampoco la menor diferencia entre acceder a vuestro antojo al estado iluminado o salir de el para servir a todos los seres. Todas esas diferencias son meros garabatos esbozados en el vacío o estelas en la mar. Contemplad directamente el rostro del Buda, experimentad plenamente el despertar y la naturaleza de vuestra Mente original. De este modo, al igual que una calabaza se encuentra enredada entre su propios tallos y el halo rodea una resplandeciente joya, uno comprende la existencia de la Morada Interna en la que habitan los Buda y los patriarcas y recala en ella por vez primera.

Según: Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Crónicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona.

MISHAKA

Caso

Mishaka fue el sexto patriarca. En cierta ocasión, el quinto patriarca se dirigió a el con las siguientes palabras:

- Según el Buda “Practicar magia y estudiar lo que carece de importancia es como ser arrastrado por una soga”. Si quieres por tanto, entender aquello que carece de origen, deberás abandonar la pequeña corriente y sumirte cuanto antes en el gran océano.

Al escuchar esto el maestro experimentó el despertar.

Circunstancias
El maestro procedía del centro de la India y era el jefe de ocho mil magos. Cierto día, cuando se hallaba al frente de sus seguidores, se postró respetuosamente ante Daitaka y dijo:
- En vidas anteriores ambos renacimos en el cielo de Brahma. Yo conocí al mago Asita y de el recibí las enseñanzas sobre la magia. Tú, en cambio, encontraste a un discípulo del Buda que poseía los diez poderes y enseñaba la práctica de la meditación. Luego nuestros senderos kármicos se separaron y durante seis eones cada uno de nosotros ha seguido su propio camino.
- Ciertamente hemos estado separados durante muchos eones, pero ahora debes desprenderte de tus errores y aceptar la verdad entrando en la Vía del Buda – respondió el venerable Daitaka.
- En aquella época- prosiguió Mishaka -, Asita dijo que “después de seis eones encontrarás a un compañero y actualizarás el fruto de la pureza del estado de Arhat”. ¿Acaso mi destino no era el de encontrarme contigo? Por esto por lo que apelo a tu compasión y te imploro que me otorgues la liberación.
Entonces el venerable Daitaka le confirió los preceptos y le ordenó monje. Al comienzo, los ocho mil magos se sintieron recelosos, pero apenas el venerable Daitaka hizo gala de sus grandes poderes sobrenaturales, abandonaron toda desconfianza y despertaron al espíritu de la iluminación. En es mismo instante, todos decidieren tomar refugio también en el Dharma y convertirse en sus discípulos. Luego Daitaka dijo: “Según el Buda, “practicar la magia y estudiar lo que carece de importancia es como ser arrastrado por una soga”. Si quieres por tanto, entender aquello que carece de origen, deberás abandonar la pequeña corriente y sumirte cuanto antes en el gran océano”. Cuando el maestro Mishaka escuchó esto, alcanzó la iluminación.

Teisho de Keizan Zenji
Aunque estudies magia, aprendáis a prolongar vuestra vida y podáis apelar a poderes maravillosos y sobrenaturales, solo llegareis a percibir ochenta mil eones en el pasado y ochenta mil eones en el futuro, y nada podréis llegar a saber de lo ocurrido antes o después de ese periodo. Por más que cultivéis la absorción meditativa del estado de percepción y del estado de no percepción y podáis acceder al trance de la no mente y del no pensamiento, sólo conseguiréis un lastimoso reconocimiento en los reinos celestiales de la no percepción y os convertiréis en dioses de larga vida. Aunque logréis desembarazaros de este cuerpo, aún seguiréis sometidos al reino de la conciencia kármica. De este modo no conseguiréis encontrar al Buda ni comprender la Vía y, cuando se hayan agotado los efectos de la conciencia karmica, caeréis en el infierno Avici. Eso es lo mismo que estar atado a una soga y verse arrastrado por ella, algo que nadie equipararía a la verdadera liberación.
Aunque los discípulos del pequeño vehículo obtengan los cuatro frutos y logren el rango de prtyakabuddha, seguirán atados al cuerpo y a la mente y seguirán esforzándose en escapar de la ilusión y alcanzar la iluminación. Es por esto por lo que, desde le momento en que despiertan por vez primera el espíritu de la iluminación, los santos que han logrado el primer fruto deben aguardar ochenta mil eones antes de convertirse en bodhisattvas que, quienes han obtenido el segundo fruto, deben esperar sesenta mil eones hasta convertirse en bodhisatvas y que, quienes alcanzan el tercer fruto, por ultimo, deben aguardar cuarenta mil eones para convertirse en bodhisattvas. Los méritos alcanzados por el pratyekabuddha por su parte, le hacen acreedor a entrar en el sendero del bodhisattva en tan solo diez mil eones, pero desafortunadamente ello tampoco pone fin al movimiento de la rueda del karma. Esto también se asemeja, por tanto, a verse arrastrado por una soga y en modo alguno debe ser considerado como la liberación plena.
Aunque logréis destruir las ochenta y ocho visiones y conceptos erróneos, las impurezas sutiles y las incontables ilusiones hasta que no quede el menor rastro de ellas, eso sólo supondría un esfuerzo condicionado que no conduciría al resultado puro, la budeidad. Y lo mismo podríamos decir con cualquier esfuerzo, como volver a la raíz, regresar a las fuentes o esperar la iluminación.
No os identifiquéis siquiera con la vacuidad porque, de ese modo, os asemejareis a los no budistas que caen en el absurdo por aferrarse unilateralmente a un aspecto particular de la enseñanza de la vacuidad. No os identifiquéis tampoco con la vacuidad propia del Eón vacío anterior al origen del universo porque, en tal caso, os asemejaréis a cadáveres cuyo espíritu todavía no se ha desprendido del todo. No pretendáis poner fin a las ilusiones ni tratéis tampoco de alcanzar la verdadera naturaleza esencial porque, en tal caso, seréis como personas piadosas que tratan de destruir la ignorancia para alcanzar el camino medio. De ese modo solo conseguiréis enturbiar el vacío y mancillar el espacio inmaculado. Será como si abandonaseis vuestra propia casa para vagabundear por tierra extraña, como un convidado pobre embriagado por el vino del ignorancia y la ilusión. ¡Pensad! ¿Cómo podéis afirmar que sois alguien y hablar, al mismo tiempo, del estado “anterior al nacimiento” y del estado “posterior a la muerte”? ¿De que pasado, presente y futuro podes ser conscientes? Desde el nacimiento hasta la muerte sólo existe “esto” y jamás ha habido en ello la menor variación, pero si carecéis de experiencia directa, vuestro sentidos y sus objetos os engañaran y jamás llegaréis a conocer a ese Yo. De ese modo ni siquiera advertiréis lo que se encuentra ante lustras propias narices y tampoco comprenderéis cual es el origen de vuestro cuerpo, de vuestra mente o de las diez mil cosas. En tal caso careceréis de una buena razón para extirpar la ilusión y tampoco tendréis motivo alguno par buscar la iluminación, y obligareis al Buda q que se tome la molestia de manifestarse en este mundo y a que los patriarcas prolonguen indefinidamente sus explicaciones. Mientras sigáis engañados por vuestras ilusiones, no habrá explicaciones que puedan disipar vuestra ignorancia. En realidad, ni sois ignorantes ni habéis tenido un contacto directo con la verdad lo único que ocurre es que os aferrais vanamente a conceptos y pensamientos y no dejáis de discriminar entre lo correcto y lo incorrecto.
¿No os dais cuenta de que, cuando alguien os llama, respondéis y que, apenas se os señala algo con el dedo, miráis en esa misma dirección? Vuestra respuesta no es le fruto de la discriminación ni del esfuerzo consciente, sino que es obra de vuestro Dueño, un Dueño que, pese a carecer de rostro y de rasgos físicos concretos, jamás deja de moverse. Es por esto por lo que la Mente se manifiesta y es llamada “cuerpo”. Cuando el cuerpo aparece, los cuatro grandes elementos, los cinco agregados, la miríada de poros y los trescientos sesenta huesos se agrupan para configurar un cuerpo. Esto es como el resplandor de una joya o el eco de un sonido. Desde le momento del nacimiento hasta el momento de la muerte no crecéis de nada ni tampoco tenéis nada en demasiado. Aunque nazcáis, vuestro nacimiento no tiene principio, y aunque muráis, vuestra muerte tampoco tiene el menor vestigio. Es como las olas que aparecen y se desvanecen sin dejar el menor rastro. Es la misma naturaleza del océano la que hace que las olas, ya sean grandes o pequeñas, aparezcan y desaparezcan.
Así sucede también con vuestra mente, que se halla en constante movimiento sin detenerse jamás y, por esto por lo cual, se manifiesta como piel, carne, huesos y medula. Funciona como los cuatro grandes elementos y los cinco agregados. Puede manifestarse bajo el aspecto de la flor del durazno o del brote de bambú. Actualiza la iluminación recorriendo la Vía e iluminando la Mente. Diferencia entre formas y sonidos, y ella misma es diferente de la visión y la audición. Se halla activa tanto cuando os vestís, coméis, habláis o actuáis. Pero, por más que establece continuamente diferencias, jamás, sin embargo, se separa un ápice de sí misma y, aunque se manifiesta de continuo, tampoco se halla circunscrita a determinados atributos físicos. Es como el mago que realiza infinidad de trucos, como el creador de las imágenes que aparecen en los sueños.
Por más transformaciones que experimenten las imágenes que se reflejan en la superficie de un espejo, este jamás dejara de ser el mismo espejo. Si no entendéis esto y perdéis inútilmente el tiempo con la magia o el estudio de cuestiones triviales, jamás tendréis la menor oportunidad de alcanzar la liberación. ¿Cómo podríais, pues monjes, llegar a liberaros, cuando lo cierto es que jamás habéis estado esclavizados? Desde el mismo comienzo jamás han existido ni la ilusión ni la iluminación. ¿Y no es ese, acaso, el no nacimiento y la no muerte? ¿No es acaso ese el gran océano? ¿Dónde están, entonces, los pequeños arroyuelos? Los países, tan numerosos como las motas de polvo o los átomos, constituyen el mismo océano del universo. El flujo de los riachuelos del valle, de las exuberantes cascadas y de los preciosos ríos contribuye al generoso cuadral del gran océano. No hay que abandonar ningún riachuelo ni tampoco hay que sondear la magnitud del océano. Así fue como, en un abrir y cerrar de ojos, las condiciones kármicas de Mishaka hicieron desaparecer de inmediato todos los obstáculos de su camino, así fue como acabó renunciando a la magia y abandonó el hogar.
Pero todavía hay más. Y es que, si practicáis infatigablemente de este modo, no habrá la menor discrepancia entre vuestra palabras y vuestro pensamientos. Es como el reencuentro de dos viejos amigos o como el yo postrándose ante el Yo. En todo momento os halláis inmersos en el océano de la naturaleza y no os separáis de el ni un solo instante. ¿No os dais cuenta de que, si obráis así, ello sólo puede deberse al efecto de las condiciones kármicas? El gran maestro Ma dijo: “A lo largo de innumerables eones ningún ser vivo ha abandonado un solo instante el samadhi de la naturaleza del Dharma. En este samadhi, los seres se visten, comen, hablan y se comunican entre si. El funcionamiento de las seis bases sensoriales y el desempeño de todas las actividades no es otra cosa más que una expresión de la naturaleza del Dharma”. No penséis, sin embargo, al escuchar esto, que estoy diciendo que los seres sensibles existan dentro de la naturaleza del Dharma. Decir que la “naturaleza del Dharma es diferente de los “seres sensibles” seria lo mismo que decir que el “agua” y las “olas” son distintas. ¿Cómo podría haber la menor diferencia entre el “agua” y las “olas”?

Poema

Quisiera, esta mañana, agregar unas pocas palabras a modo de colofón de esta historia. ¿Queréis escucharlas?

Aunque nuestra pureza fuese tan vasta
Como un diluvio otoñal que anegara los cielos
¿cómo podría compararse al halo
de la luna de una noche de primavera?
Hay muchas personas obsesionadas con la pureza
Pero, por más que se pasen la vida barriendo,
Jamás llegaran a vaciar su mente.

Según: Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Crónicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona.

BASHUMITTA

El venerable Bashumitta, el séptimo patriarca, coloco un vaso de vino ante el venerable Mishaka, luego se postro ante el y volvió nuevamente a levantarse.

-¿Este vaso es tuyo o mío? – le preguntó entonces el venerable Mishaka.
Bashumitta se quedó entonces un momento pensativo.
- Si crees que es mío se trata de tu naturaleza esencial, pero si crees que es tuyo recibirás mi Dharma. – prosiguió Mishaka.

Al escuchar estas palabras, Bashumitta despertó inmediatamente a la naturaleza esencial no nacida.

Circumstancias

El maestro había nacido en el norte de India y pertenecía a la familia Bharadvaja. Nadie conocía su nombre y todo el mundo creía que estaba loco porque, aunque siempre vestía pulcramente, se dedicaba a vagabundear de un lado a otro del pueblo gimiendo y gritando con un vaso lleno de vino en la mano. Por aquella época, el venerable Mishaka estaba realizando una gira de enseñanzas por el norte de la india y, cuando recaló en una ciudad sobre cuyas murallas flotaba una nube dorada, se dirigió a sus seguidores y dijo:

- Esta es una prueba del poder del gran hombre a quien transmitiré mi Dharma.
- ¿Sabes lo que sostengo en mi mano? – le preguntó Bashumitta apenas Michaka hubo terminado de hablar.
- No es un vaso puro sino impuro – replicó Mishaka.
Bashumitta colocó el vaso de vino frente al venerable Mishaka y entonces experimento el despertar a la naturaleza esencial no nacida. Luego el vaso se esfumo en la nada.
- Esfuérzate en decirme tu nombre y te explicaré la causas de las vidas pasadas que te han conducido hasta mi – prosiguió el venerable Michaka.
Bashumitta replicó entonces con el siguiente poema:

A lo largo de incontables eones
Hasta el momento de mi nacimiento en esta tierra
El nombre de mi familia ha sido el de Bharadvaja
Y el mío propio Bashumitta.

Entonces Mishaka dijo:
- Mi maestro, el venerable Daitaka, contaba que, en cierta ocasión, mientras el Venerado por todo el mundo se hallaba viajando por el norte de India, dijo a Ananda: “Trescientos años después de mi muerte habitara en esta tierra un hombre santo apellidado Bharadvaja y cuyo nombre será el de Bashumitta que acabará convirtiéndose en el séptimo patriarca del linaje del Zen”. Esta es la predicción que hizo el Venerado sobre ti. Debes aprestarte, por tanto, a renunciar al hogar.

- Sé que en una vida anterior – respondió Bashumitta- obsequié al Tathagata con un sitial de diamante. En aquella ocasión el Buda me dijo: Durante el Eon Afortunado llegaras a convertirte en patriarca del linaje del Buda Shakyamuni.
Así fue como Bashumitta se convirtió en el séptimo patriarca.


Teisho de Keizan Zenji

Antes de encontrarse con el venerable Mishaka, Bashumitta llevaba consigo día y noche un vaso de vino sin abandonarlo un solo instante. Bien podríamos decir que, en realidad el vaso era un símbolo que representaba al mismo Bashumitta. Es por esto por lo que, al comienzo de nuestra historia, Bashumitta le preguntó al venenerable Mishaka si sabia lo que sostenía en la mano. Aunque lleguéis a daros cuenta de que la mente es la Vía y entendáis que el cuerpo es el Buda, vuestro recipiente todavía sigue siendo un vaso impuro; por mas que sepáis que existió en el pasado y que sigue existiendo en el presente y que comprendáis que es algo originalmente completo, seguirá siendo, no obstante, un recipiente impuro. ¿De que pasado y de que presente estamos hablando? ¿Cuál fue su origen y cual será su final? Es inevitable que ese tipo de imágenes enturbie su pureza. Cuando Bashumitta se percató de la superioridad de este principio, puso boca abajo el vaso ante Mishaka para simbolizar su conversión.

Mishaka, por su parte, se limitó a preguntar si el vaso era de Bashumitta o suyo. Su pregunta no tenia que ver con el pasado ni con el presente y, por consiguiente, tampoco tenia nada que ver con el ir o con el venir. Solo entonces puede uno formularse la pregunta de si el vaso es “propio” o “ajeno”. Cuando Bashumitta se detuvo a pensar en el asunto, Mishaka prosiguió diciendo: “si el recipiente me pertenece, entonces se trata de tu propia naturaleza esencial”, en cuyo caso, el recipiente no era de Mishaka. Luego añadió que si creía que el recipiente era de Bashumitta, le transmitiría su Dharma. Pero, en tal caso, el vaso tampoco pertenecía a Bashumitta. Así pues, como el recipiente no era ni de uno ni de otro, tampoco puede decirse que era un recipiente y, por tanto, se esfumó en la nada. Ciertamente esta historia carece de sentido para las personas de hoy en día. Por mas que practiquéis sin descanso y arribéis a un lugar al que no puedan acceder ni los budas ni los patriarcas, seguiréis siendo recipientes impuros que necesariamente enturbian la pureza. La persona realmente pura no trata de instalarse en la pureza y en ese mismo sentido, tampoco puede decirse que exista recipiente alguno. Los senderos del maestro y del discípulo se entrecruzan cuando no existe obstáculo alguno en el camino. Vosotros recibís mi Dharma porque esa es vuestra naturaleza esencial. En realidad, nadie puede daros nada ni tampoco podéis recibir nada de otra persona. Solo cuando lleguéis al fondo del asunto podréis hablar en términos de maestro y de discípulo. Entonces el discípulo se eleva por encima de la cabeza del maestro y este se ubica a los pies del discípulo. En ese momento no existe separación alguna y mal puede decirse que haya dos cosas diferentes ya que, cuando el recipiente ha desaparecido, resulta muy difícil seguir hablando de el.
Cuando alcancéis este dominio desaparecerán vuestro cuerpo y vuestra mente. Si ya resulta difícil hablar de existencias pasadas o presentes ¿cómo podríamos hablar de nacimiento o de muerte, de idas y de venidas? ¿Cómo podéis ser consciente de la piel, la carne, los huesos y la medula? Este es un dominio en el que el cielo se funde en una sola masa en la que no caben anverso ni reverso y en la que tampoco puede hablarse de interior o de exterior.

Poema

Hoy quisiera ilustrar esta historia agregando un humilde poema ¿Queréis escucharlo?

Al igual que, en esta gélida mañana,
El eco responde al tañido de la campana,
Jamás ha sido necesario una copa vacía.

BUTSUDANANDAI

Caso
Cuando Butsudanandai, el octavo patriarca, se encontró con el venerable Bashumitta, se dirigió a el diciendo:
- He venido a debatir contigo acerca de la verdad.
- My bien, pero si puedes hablar sobre ella has de saber que no debe tratarse de la verdad, porque la autentica verdad no puede ser convertida en objeto de debate – respondió Bashumitta.
Butsudanandai comprendió entonces que la visión de la verdad del venerable Baushumitta superaba con mucho a la suya y, de este modo, despertó al principio de lo no nacido.

Circunstancias
El maestro procedía de Kamala y pertenecía a la familia Gautama. Tenia una protuberancia carnosa en su cabeza y era insuperable en el arte del debate. En aquella época, el séptimo patriarca, el venerable Bashumitta había llegado a Kamala para difundir el budismo y tratar de convertir a sus habitantes. Fue entonces cuando Butsudanandai se dirigió a el y tuvo lugar el episodio que hemos relatado en la exposición del caso. Pero, como bien replicó el venerable Bashumitta, cualquier verdad de la que pueda hablarse no es la autentica verdad, porque la autentica verdad no puede ser convertida en objeto de debate.

Teisho
La verdad autentica no puede ser objeto de discusión y los debates, por tanto, nada tienen que ver con la verdad. Por consiguiente, ahí donde aparece una discusión desaparece la verdad y, cuando la verdad esta presente, se desvanece toda discusión. Es por esto por lo que Bashumitta dice que “si puedes hablar de ella has de saber que no debe tratarse de la autentica verdad”. En ultima instancia, no existe algo que pueda ser llamado verdad como tampoco existe nada que pueda ser llamado discusión. El Buda no empleaba dos tipos de discurso y es por esto por lo que escuchar su palabra equivalía a contemplar su cuerpo y, del mismo modo, contemplar su cuerpo era testimoniar su palabra. Por más que dijeseis que la mente y los objetos no son dos cosas diferentes, ello no supondría una autentica discusión acerca de la realidad. Tampoco es cierto decir que nada cambia ni afirmar que todo esta sujeto al cambio. Pro mas que sostengáis que hay que permanecer en silencio o que el principio ultimo no puede ser revelado, tampoco así lograreis penetrar adecuadamente en la realidad. ¿Qué clase de debate es el que proclama que la naturaleza esencial es real o que la mente es absoluta? Tampoco es una autentica discusión sobre la verdad decir que debemos olvidar tanto el sujeto como el objeto o hablar en términos de anfitrión o de invitado, de unidad o de identidad.
Si tenemos eso bien presente, ni el mismo discurso sin palabras de Majusri será un testimonio adecuado de la realidad como tampoco lo será la actitud sedente y silenciosa de Vimalakirti negándose a pronunciar palabra. Es como si Manjusri y Vimalakirti estuvieran confundidos. Tampoco los famosos sabios Sariputra y Maudgalyayana, conocidos por sus poderes sobrenaturales, pudieron vislumbrar un atisbo de esta verdad. Quien es ciego de nacimiento jamás podrá llegar a ver los colores y las formas. Es por esto por lo que el Buda dijo que los sravakas y los pratyekabuddhas no podían soñar siquiera con realizar la naturaleza de buda. (En el capitulo del Mahapari nirvana-sutra titulado “la naturaleza del Tathagata”, el Buda afirma: “!Oh monjes!, solo el Buda puede llegar a conocer la naturaleza budica, algo que resulta inaccesible a los sravakas y a los pratyekabuddhas”.) Del mismo modo, hasta los mismos bodhisattvas que han alcanzado el décimo estadio se sienten confusos cuando contemplan en la lejanía el vuelo distante de la grullas, sin acertar a discernir si se trata o no de un espejismo. Y tampoco llegaran a estar completamente seguros reflexionando sobre el asunto y llegando a la conclusión de que son grullas. (En el mismo Sutra y en el mismo capitulo que acabamos de mencionar, el Buda prosigue diciendo: “!Oh, monjes! Voy a ofreceros un ejemplo. El bodhisattva del décimo nivel solo puede ver una ínfima parte de la naturaleza budica. Es como el hombre sediento y perdido en la selva que, en su agonía y confusión, no alcanza a discernir el agua de los árboles pero que, después de mirar con más cuidado, acaba descubriendo que son grullas blancas en un bosque”.) Pero el bodhisattva del décimo nivel todavía no percibe con claridad en que consiste la naturaleza budica (Y, en el mismo Sutra y capitulo, el Buda continua diciendo: “Aunque el bodhisattva del décimo nivel haya visto en su propio cuerpo la naturaleza del Tathagata no puede contemplarla con claridad”.) Si nos atenemos a lo dicho por el Tathagata, los bodhisattvas comprenden de manera fragmentaria la existencia de su propia naturaleza y, por esto por lo, afirman jubilosamente: “Hemos transmigrado en samsara durante innumerables eones y nuestra ineptitud par apreciar la existencia eterna de la naturaleza budica se debe tan solo a nuestra incapacidad par percibir la ausencia del yo”. (En el mismo Sutra y capitulo, el Buda afirma: “En cualquiera de la diez moradas son incapaces de contemplar la naturaleza budica”. Solo cuando el Tathagata explico dicha naturaleza, los grandes seres, es decir, los bodhisattvas, pudieron vislumbrarla parcialmente y entonces exclamaron: “!Que extraordinario, o Venerado por todo el mundo, hemos transmigrado en el samsara durante incontables eones y jamás hemos podido entender la ausencia de identidad del yo!”).

Por más que afirméis haber extinguido vuestra visión y vuestra adición, por mas que hayáis olvidado el cuerpo y la mente, por mas que hayáis evitado por igual la ilusión y la iluminación y por mas que hayáis dejado a un lado la pureza y la impureza, no podéis soñar siquiera con contemplar la verdad. No lo busquéis en las formas ni en la vacuidad ¡cuánto menos, por tanto, en los budas y los patriarcas!
Gente virtuosa ¿durante cuantos eones debéis seguir deambulando a través de innumerables ciclos de muerte y renacimiento? ¿Cuántas veces más deberán aparecer y desaparecer vuestro cuerpo y vuestra mente? Podéis pensar que el cuerpo, la mente, la llegada y la partida, son una ilusión y un sueno pero esto no puede sino suscitar la sonrisa. ¿Acaso existe algo que nazca y que muera, algo que surja y luego desaparezca? ¿Qué creéis que significa “el verdadero Yo”? Y si habláis del “verdadero Yo” no podéis hablar de vacuidad y, desde la perspectiva del nacimiento y de la muerte, no podéis llegar a comprender la verdad. Si pensáis en términos de vacío o en términos de verdad o falsedad solo llegareis a confundiros todavía mas. Únicamente podréis llegar a comprender el asunto en toda su magnitud cuando experimentéis la verdad por vez primera. No creáis, por tanto, que podéis alcanzar al verdad convirtiendo a la vacuidad o al absoluto en un objeto. ¿Seriáis acaso capaces, por más que comprendáis que la verdad es tan quieta y pura como la tersa superficie del agua y tan inmaculada como el cielo, de aclarar esta situación?
El monje Tung-shan fue discípulo de Kuei-shan y de Yün-yen y, aunque era uno con las diez mil cosas y había llegado a entender que toda la existencia testimonia el Dharma, sin embargo y consideraba que no bastaba solo con ello. Es por esto por lo que Yün-yen seguía alentándole e insistiéndole en la necesidad de practicar más sobre ese punto. Tung-shan, sin embargo, continuó albergando dudas al respecto hasta el momento en que abandonó a Yün-yen y, al cruzar el río y ver su reflejo en el agua, alcanzó súbitamente la comprensión. Entonces compuso el siguiente poema:

Si lo buscas en los demás
Te alejaras del Yo.
Ahora que estoy solo y soy independiente,
“lo” encuentro en todas partes.
Cuando comprendáis que,
Aunque Él sea yo,
Yo no soy Él,
Seréis realmente uno con la totalidad

Así fue como Tung-shan acabó convirtiéndose en el heredero de las tradiciones de Ts`ao-tung y de Yün-yen. No solo había comprendido que toda la existencia testimonia el Dharma sino también que las columnas del templo, las lamparillas votivas y hasta las más minúsculas partículas constituyen instante tras instante la misma talidad. El hecho de comprender que todo lo existente manifiesta el Dharma no supone todavía la comprensión completa, por esto por lo Yün-yen seguía alentándole a profundizar su práctica.
¿Cuántas personas , guiadas tan solo por meras opiniones, creen hoy en día que “la mente es Buda” o que “el cuerpo es Buda”? Ello implica ignorar la Vía del Buda y creer que se reduce al emergencia de las flores durante la primavera, a la caída de las hojas en otoño o a pensar que todo se reduce a la condición de los dharmas. Pero esta opinión ignorante resulta francamente grotesca porque, si realmente esta fuera del Dharma del Buda ¿por qué Sakyamuni apareció en este mundo y par que viajó Bodhidharma desde Occidente hasta China? No existe la menor diferencia entre la excelsa iluminación del venerable Sakyamuni y la iluminación de cualquiera de los patriarcas chinos ¿Acaso no experimentaron todos ellos la gran iluminación? ¿Cuántos patriarcas hubiera habido de haber limitado su comprensión a las palabras o de haber considerado que la verdad puede ser objeto de discusión? Únicamente podréis experimentar plenamente vuestro autentico Yo si renuncias a esta visión limitada, porque solo entonces os convertiréis en auténticos patriarcas de la enseñanza del Buda.
Mientras no os elevéis por encima de los grandes despiertos y alcancéis el ultimo pendaña de la Vía de los patriarcas, no llegareis a ser sus dignos sucesores. No os estanqueis, por tanto, en la pureza total ni en la transparencia de la vacuidad.
Ch´uan-tzu dijo

Existe un lugar insondable
En el que tu cuerpo puede desaparecer,
Pero no debes ocultar en el tu cuerpo.
Durante los treinta años que permanecí con Yueh-shan
Sólo saqué en claro que
La pureza completa no es lugar
Donde abandonar el cuerpo.

Aunque digais que habeis dejado atrás el sujeto y el objeto, Ch´uan Tzu insiste en la necesidad de no abandonar vuestro cuerpo en ese lugar. No hay necesidad de discutir sobre le pasado, sobre el presente, sobre la ilusión o sobre la iluminación. Cuando experimentéis directamente la verdad se derribaran súbitamente los muros de las diez direcciones y se abrirán de par en par las puertas de los cuatro cuadrantes. Aprestaos, pues, sin prisas y seguid trabajando

Poema
Esta mañana quisiera resumir esta situación con unas pocas palabras. ¿Os gustaría escucharlas?

Los debates que mantuvieron Subhuti y Vimalakirti no la alcanzan y Maudgalyayana y Sariputra estaban ciegos ante ella.
¿Cómo llegaras a comprender directamente su significado cuando ningún aderezo le es apropiado?

Según: Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Crónicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona.

FUDAMITTA

Caso

En cierta ocasión, el venerable Fudamitta, el noveno patriarca, escucho decir a Butsudanandai:

Tu palabra es una con la Mente esencial
Y está más próxima a ti que tu madre y que tu padre.
Tus acciones son uno con la Vía,
Ésa es la Mente de los budas.
Si buscas fuera de ti a un buda con forma
debes saber que en nada se te parece.
Si deseas conocer tu verdadera Mente
debes saber que no estas unido ni separado de ella.

Al escuchar esto, el maestro experimento el gran despertar.

Circunstancias

El maestro había nacido en el reino de Daigya y pertenecía a la casta de los vaisya. En cierta ocasión, Fudamitta se hallaba de gira impartiendo enseñanzas cuando, en la ciudad de Daigya, recaló en casa de unos vaisya y, en ese mismo instante, una luz blanca inundó la casa. Entonces Butsudanandai dijo a sus seguidores:
- En esta cas vive un hombre santo, de cuya boca no sale una sola palabra y cuyos pies no pisan el suelo por no mancillarlo. Debe tratarse de un recipiente adecuado para el Mahayana. El será mi sucesor.
Cuando acabó de hablar, una anciano salió de la casa, le saludó y dijo:
-¿Qué es lo que deseas?
- Estoy buscando un sirviente – respondió Butsudanandai.
- Solo tengo un hijo – replicó el anciano -. Tiene quince años y aun no sabe hablar ni caminar.
- Si lo dices es cierto –replicó entonces Butsudanandai – tu hijo ha sido designado para convertirse en mi discípulo.
Cuando Fudamitta vio al venerable y escucho sus palabras se postro de inmediato a sus pies y recitó el siguiente poema:

Mis padres no están tan cerca de mi.
¿De quien me hallo más próximo?
Los budas no constituyen mi Vía.
¿Cuál es mi auténtica Vía?

Entonces, el venerable Butsudanandai le respondió con el poema citado en el aparto anterior y, cuando Fudamitta escucho esas admirables palabras, dio sus primeros siete pasos. Luego el venerable prosiguió diciendo:

- Hubo un tiempo en que esta persona conoció al Buda y formuló muchos y grandes votos de compasión. Nunca había hablado ni caminado hasta este momento porque no quería dar la espalda al amor de sus padres.

Teisho
Ciertamente, mi madre y mi padre no se hallan tan próximos a mí ni los budas pueden constituís mi Vía. Al igual que nuestros padres no pueden brindarnos el conocimiento de la inmediatez de la realidad, tampoco los budas pueden enseñarnos cual es la Vía. Si realmente queréis conocer por que vuestra visión y audición no necesitan de los ojos ni los oídos ajenos y vuestras manos y pies tampoco precisan de nadie que los mueva. Los seres sensibles son los seres sensibles y los budas son los budas. La inmediatez no consiste en estudiar algo ajeno. ¿Cómo podría ser ésa la Vía? Ése es el motivo por el cual Fudamitta – que no moraba en la impureza del contacto y era, por tanto, un recipiente adecuado para el Dharma – permanecío en silencio y no dio un sólo paso durante quince años.

Fudamitta, que era “uno con la Mente esencial”, dijo: “Mis padres no se hallan tan próximos a mi”, también dijo: “los budas no constituyen mi Vía”, por lo que jamás dio un solo paso en esa Vía. Es un error buscar un buda sin forma fuera de uno mismo. Los verdaderos sucesores de Bodhidharma actúan sin depender de las letras ni de las palabras, apuntan directamente a la Mente, alcanzan la budeidad y la transmiten contemplando su naturaleza esencial. Lo único que hacen los auténticos sucesores de Bodhidharma es cortar de raíz los procesos discriminativos de la mente mediante el zazen y dejar que el moho se acumule en sus labios. Eso no significa, sin embargo, que debamos prestar una atención especial al silencio o que tengamos que dejar de hablar, sino que tan solo subraya que la Mente es lo que es.

La Mente es como el agua quieta, como el espacio puro e inmóvil que todo lo impregna. No existe, por tanto, cosa alguna fuera de vuestra propia Mente y ni la más ínfima partícula puede empañar vuestro espíritu. El brillante resplandor de la Mente – un resplandor que se asemeja al de vuestros propios ojos – es mucho más admirable que la luz del sol y de la luna, y ante él palidecen hasta las joyas más resplandecientes. ¿Acaso desconocéis aquel refrán que dice que “el resplandor del ser humano es comparable con el de mil soles”? Quien está en una habitación oscura mira hacia fuera en busca de la luz, pero quien se halla sumido en una luz cegadora no puede mirar al exterior. Pensad detenidamente en esto: el interior no esta cerca. El exterior no esta lejos.

Pero. Pro mas que las cosas hayan sido así tanto en el pasado como en el presente, no debéis mostraros arrogantes ni testarudos. Esto era precisamente, como evidencia el caso que ahora nos ocupa, lo que enseñaban los patriarcas, sin que hubiera en ello nada excepcional. Tampoco debéis entender que la práctica y la realización pueden permitiros alcanzar la Mente o que ésta pueda verse sojuzgada a través del estudio, sino tan solo que lustra Mente original se halla muy próxima a vosotros porque, en este mismo instante, vosotros sois la Vía.
¿Para que buscar, pues, externamente un buda, con forma o sin ella? ¿A que estáis unidos? ¿De que estáis separados? En ultima instancia, no existen ni la unión ni la separación. Por más que digáis que el cuerpo es la naturaleza esencial, no estáis separados de el y, por más que afirméis que es la Mente, tampoco estáis unidos a ella. No busquéis pues, aunque hayáis arribado a ese dominio, la Mente fuera del cuerpo. Todos nosotros nacemos y morimos, parimos y llegamos, pero ello no se debe a la actividad del cuerpo o de la mente tal como habitualmente lo concebimos.

Esta es una verdad que han asumido todos los budas dando testimonio de ella a lo largo de los tres tiempos, y lo mismo han hecho los patriarcas de las tres tierras de la India, China y Japón. También vosotros deberíais hacer lo mismo tratando de no actuar desde el punto de vista de la verdad externa. No existe a la postre la menor confusión en todo el día y la noche y, en ultima instancia, las doce condiciones del sufrimiento son las que ponen en marcha la rueda del Dharma. Cuando alcancéis ese reino, la transmigración en los cinco senderos del renacimento se transformará en el eje de la rueda del Mahayana. La recompensa kármica en los cuatro tipos de nacimiento devendrá entonces la actividad del Yo. Hablamos de seres sensibles y de seres carentes de sensibilidad, pero además no son sino expresiones diferentes de esta realidad. En japonés, por ejemplo, las palabras “me” y “manako” significan “ojo”. Hablar, por tanto, de budas y de seres ordinarios – de “i” y de “koro”, por ejemplo (dos terminos que, en japonés, significan “mente”) – es hablar de la misma realidad. No creáis que “kokoro” sea superior o que “i” sea inferior. ¿Cómo podríais supravalorar a “me” e infravalorar a “manako”? Este lugar no es el mundo de los objetos sensoriales ni el reino de los objetos mentales. No hay nada fuera de la Vía y tampoco existe nada que no sea la Mente.

Poema

También esta mañana tengo una pocas palabras con que ilustrar este caso. ¿Os gustaría escucharlas?

No digáis que la palabra o el silencio
tienen que ver con la separación o el ocultamiento.
¿Cómo podrían los sentidos y sus objetos mancillar
nuestra naturaleza esencial?

Según: Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Crónicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona

BARISHIBA

El décimo maestro ancestral después del Buda es Barishiba, asistente durante tres años del venerable Fudamitta, un tiempo en el que nunca se acostó a dormir. Cierto día, el venerable Fudamitta estaba recitando un Sutra y, cuando Barishiba escucho su disertación acerca de la naturaleza inoriginada de todas las cosas, experimento el despertar.

Barishiba comenzó a crecer siendo ya viejo y, cuando despertó por primera vez la aspiración a la iluminación, todo el mundo le dijo:

-Ya eres un anciano. ¿Por qué pierdes el tiempo tratando de convertirte en monje? Hay dos tipos de monjes, quienes practican la meditación y quienes se dedican a recitar Sutra, y tu no perteneces a ninguno de ellos.

Cuando Barishiba escuchó estas burlas formuló el siguiente voto:

- Soy un monje y mis costillas jamás se acostaran a descansar en la esterilla hasta que no logre alcanzar el conocimiento pleno de las tres clases de textos sagrados budistas y adquiera los tres tipos de conocimiento espiritual.

Después de tomar esta determinación, Barishiba se dedicó a recitar y estudiar Sutra durante el dia y a la meditación y la contemplación durante la noche y, en todo ese tiempo, nunca se acostó a dormir. Cuando formuló sus votos de monje, una auspiciosa luz iluminó el sitial en que meditaba y vio frente a el veintiuna reliquias. A partir de auque momento se dedicó a practicar diligentemente durante tres años hasta conseguir su objetivo sin dejar que la fatiga le abatiera. Cierto día, el venerable Fudamitta se hallaba recitando un Sutra y, cuando Barishiba le escuchó exponer la parte relativa a la ausencia de nacimiento y muerte, experimentó el despertar. Así fue como alcanzó el rango de décimo maestro ancestral.

Comentarios de Keizan Zenji:

La Vía de los patriarcas está, en los tiempos recientes, en franca decadencia y es por esto por lo que, en la actualidad, son muchas personas que creen que basta con comprender una frase o un principio. Pero estas personas son como discípulos arrogantes, citados en el Sutra del loto, que abandonaron la asamblea durante la predica del Buda. ¡Permaneced, pues, muy atentos!

¿Acaso ignoráis aquella expresión que dice que “la Vía es como las montañas que, cuanto mas se escalan, mas elevadas parecen” y aquella otra que afirma que “el merito es como el océano porque, cuanto mas te sumerges en el, mayor parece su profundidad”? pero si os zambullís en las profundidades llegareis hasta el fondo y si escaláis a las alturas alcanzareis la cima. Solo entonces podréis ser llamados por vez primera discípulos de Buda. No rechacéis, pues, en vano vuestro cuerpo y vuestra mente, porque todo sin excepción es un recipiente del Dharma y cada día es mejor.

La práctica diligente es la que determina quienes llegaran o no hasta el fondo. Pero como ilustra el ejemplo de Barishiba esto no necesariamente tiene que ver con quien sea la persona o con la adecuación al momento. Pese a que Barishiba era un anciano que había superado los cientocuarenta años, su incomparable y tenaz resolución le permitió concluir su práctica y su estudio en una sola vida. Según se dice, su anciano cuerpo sirvio a Fudamitta durante tres años sin acostarse a dormir un solo instante. Hoy en día, sin embargo, la gente es negligente y mucho mas todavía los ancianos. Recordad, pues a aquellos valerosos maestros del pasado – como Barishiba y no prestéis atención a las molestias que os deparen el frío o el calor. No penséis que vuestra mente es inadecuada ni reparéis tampoco en que podéis morir en el intento. Solo de ese modo llegareis a convertiros , si realmente buscáis la antigua Vía y os fundís con ella, en patriarcas del Buda.

También se dice que Barishiba “recita Sutras”. Pero “recitar los Sutras” no tiene nada que ver con la mera repetición verbal o con sostener un Sutra entre las manos pasando silenciosamente pagina tras pagina sino, muy al contrario, con morar atentamente en la mansión de los patriarcas del Buda, no obrar en vano en el dominio de la forma o del sonido, o en el seno de la ignorancia. Leer los Sutras significa despertar la visión de la Prajna en todas partes e iluminar en todo momento el fundamento de la Mente. Cuando realmente practiquéis de ese modo día y noche como si vuestra misma vida dependiera de ello, experimentareis plenamente vuestra naturaleza esencial que se encuentra mas allá del nacimiento y de la muerte

¿Acaso no os dais cuenta de que, aunque nacemos, no hay ningún otro lugar del que procedamos a de que, aunque muramos, tampoco existe lugar alguno al que podamos ir? Nacemos y morimos de acuerdo a las condiciones, y el surgimiento y la cesación no se detienen ni un solo instante. El nacimiento, por tanto, no es un simple nacimiento, y la muerte tampoco una simple muerte. Que vuestra práctica y vuestro estudio no reposen en el nacimiento y la muerte ordinarios porque, de lo contrario, os quedareis estancados en la comprensión ordinaria. Sin embargo, de ese tesoro de luz resplandeciente deviene comprensión, sonidos y formas ordinarias. En tal casos cuando esa luz destella en vuestros ojos, el mundo se engalana con formas y colores; cuando resuena en vuestros oídos, os percatáis de que todos los sonidos son Buda; cuando son vuestras manos las que la desprenden, os transformáis a vosotros mismos y a los demás y cuando son vuestros pies los que la irradian, avanzáis y retrocedéis con casa uno de vuestros pasos.

Quisiera hoy añadir unas pocas palabras que tienen que ver con este asunto: Os gustaría escucharlas?

Girar y girar rollos y mas rollos de Sutras!
Nacer aquí y morir allá
Simples frases y meros capítulos

Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona.

ANABOTEI

Las flores del durazno no saben
del color rojo de las casas de la aldea
pero son capaces de mostrar a Ling-yun
la forma de arribar a la mas rotunda de las certezas.
– Keizan Zenji

Anabotei, el decimosegundo maestro ancestral preguntó en cierta ocasión al venerable Funayasha:

- Deseo conocer al Buda. ¿Qué es el Buda?
- Quieres saber lo que es el Buda – puntualizó el venerable- , pero el Buda es quien no sabe.
- ¿Como puedo saber entonces lo que es el Buda, si el mismo Buda es no saber? replicó el maestro.
- ¿Pero como puedes – prosiguió Funayasha- si ignoras lo que es el Buda, saber que no es el Buda?
- Es como una sierra – sentencio Anabotei.
- ¡No, más bien es como la madera! ¿Qué quieres decir tu cuando afirmas que “es como una sierra”?
- Quiero decir que el venerable y yo estamos alineados como los dientes de una sierra.
Pero ¿Qué significa tu afirmación de que “es como la madera”?
-¡Quiere decir que te cortaré en dos! – sentencio Funayasha y, ante aquella respuesta, el maestro experimento un súbito despertar.

En el Zen no se trata de escoger entre una respuesta mala y una buena. Lo que observamos es el espíritu que no se posa en ningún sitio. Si se piensa sobre algo y se habla después hemos caído en la trampa del pensamiento. La actitud del espíritu tiene que tener la rapidez de una chispa. Con el espíritu presente y sin ningún espacio entremedio, es la verdadera sabiduría de todos los Budas. Entonces no hay diferencias entre los seres y Buda.

Keizan Zenji aclara en el Denkoroku – las crónicas de la transmisión de la luz: “En el dominio de los seres humanos y de los seres celestiales se le denomina “Buda”, “demonio” o “animal”. Es como un rostro que presentase muchos semblantes diferentes. Si creéis que se trata del rostro de Buda estaréis equivocados y también incurriréis en un error si consideráis que se trata del rostro de un demonio. Las preguntas del discípulo y las respuestas del maestro solo constituyen una de las muchas formas posibles de instrucción. Cultivar el samadhi es una forma de ilusión y emular las actividades del Buda no es más que un sueño Si cultiváis la Vía y os transformáis a vosotros mismos, podréis dejar de preocuparos por vuestras imperfecciones y transcender vuestra vida y vuestra mente. Solo entonces llegaréis a ser verdaderos merecedores del Kesa.

KABIMORA

Aunque olas gigantescas inundaran los cielos,
Las aguas del puro océano permanecerían inmutables – Keizan Zenji.

Hay interesantes diferencias entre los relatos biográficos e históricos de los maestros hindúes y de los maestros chinos o japoneses. En las historias de la transmisión de los maestros de la India abundan los hechos sobrenaturales, algo que se acaba en cuando la transmisión llega a China. Va aquí la historia de la transmisión de Anabotei (hind. Asvaghosa) a Kabimora (hind. Kapimala)

Una vez el venerable Anabotei dijo: „Pronto aparecerá un demonio exhibiendo sus poderes ante mi”. Al cabo de un momento se levantó el viento, los cielos y la tierra se oscurecieron y empezó a diluviar. Entonces Anabotei dijo: “El demonio ya está aproximándose. Tendré que desembarazarme de él”. Luego señaló hacia el cielo y apareció un enorme dragón dorado que, haciendo gala de sus poderes, hizo temblar las montañas. El venerable Anabotei no obstante, se limitó a sentarse en postura de meditación y de inmediato cesaron los fenómenos provocados por el demonio.
Siete días más tarde apareció un insecto minúsculo, no mucho mayor que una mota de polvo, que se escondió bajo el sitial de Anabotei. El venerable sin embargo, lo tomó en su mano y dirigiéndose a la asamblea, dijo: “Aquí tenemos nuevamente al demonio que ha venido de incógnito a escuchar mi enseñanza”. Y aunque luego soltó al insecto, este fue incapaz de moverse.

- Si tomas refugio en los tres tesoros recuperaras tus poderes – dijo el venerable.
Inmediatamente, el demonio recuperó su antigua forma y se postró, arrepentido, ante él. El venerable le preguntó entonces:
- ¿Cuál es tu nombre y cuantos seguidores tienes?
- Soy Kabimora – replicó el demonio – y tengo tres mil discípulos.
- ¿Y cuales son tus poderes? – prosiguió Anabotei.
- No me resultaría nada difícil transformar el océano- replicó el demonio.
- Acaso podrías transformar también el océano de la naturaleza de Buda? preguntó entonces el venerable.
- No acabo de entenderte. ¿Qué es el océano de la naturaleza de Buda? – preguntó el demonio.
Entonces el venerable le habló del océano de la naturaleza de Buda diciendo:
- Las montañas, los rios y la totalidad de la tierra dependen de ella. Los tres tipos de conocimiento espiritual y los seis poderes sobrenaturales son su consecuencia.

Al escuchar esto Kabimora despertó la fe y alcanzo la iluminación.

NAGARJUNA

La luz independiente e ilimitada
no se extingue jamás.
La joya que satisface todo los deseos
resplandece por doquier - Keizan Zenji

Nagarjuna es uno de los maestros con mas influencia en lo que es la historia del budismo Mahayana. Su enseñanza consistía en seguir con firmeza la vía del medio: desde el punto de vista de nuestro pensamiento individual, distinguimos el tiempo, la vida y la muerte. Pero desde el punto de vista absoluto, tiempo, espacio, vida y muerte no están separados. Sólo hay continuo cambio. El ser humano siempre clasifica - rico y pobre, simpático o antipático, bueno o malo - sin darse cuenta de que con estas divisiones se limita a si mismo y produce desequilibrio, crea caos en el mundo. El espíritu debe encontrar en si mismo el origen de una autentica moral - a la vez personal y universal.

Esta es la historia de la transmision del Dharma de Kapimala a Nagarjuna:

Nagarjuna acompañó a Kapimala durante cuatro años y en cierta ocasión Kapimala recibió de un rey naga la joya que satisface todos los deseos como obsequio. Entonces Kapimala dijo:

“Esta es la mejor joya del mundo”.
Nagarjuna le preguntó:
- Esta es la mejor joya del mundo. ¿Pero tiene forma o carece de ella?
- Entiendes lo que significa tener forma y carecer de ella, pero no llegas a comprender que esta joya ni tiene forma ni carece de ella. Y tampoco comprendes que esta joya no es una joya – respondió Kapimala. Al escuchar esto, Nagarjuna alcanzo la iluminación profunda.

Comentarios de Keizan Zenji:
Los seres humanos equiparan la joya preciosa que satisface todos los deseos a un grano de arroz. Aunque esta joya se convierta en algo creado, sigue siendo una joya. Así cuando el Dharma del Buda se extingue, las reliquias del Buda se transforman en joyas Mani que se derraman por doquier y se convierten en granos de arroz, beneficiando con ello a todos los seres humanos. Cuando nuestra mente original se manifiesta lo hace como una figura de tres cabezas, como un animal con cuernos y pelos y como una gran variedad de otras formas, y este cuerpo insondable retransforma en el cuerpo del Buda, un grano de arroz, la miríada de las cosas o la misma luminosidad. Debéis, pues, comprender esta joya-Mente.
No busquéis la soledad ni os recluyeis en los bosques montañosos como hacían los monjes de la antigüedad. Este es uno de los errores en que pueden incurrir quienes todavía no han alcanzado la iluminación plena. Hay quienes creen que estar rodeados de seres mundanos e implicarse en las actividades cotidianas constituye un impedimento para alcanzar la paz, por esto por lo se alejan de los demás y se aíslan en lo mas recóndito de las montañas entregándose a la práctica del zazen y de la Vía en la soledad del silencio. Pero entenderlo así y ponerse vanamente uno mismo en primer lugar es ignorar la verdad. Vivir en la soledad de las montañas y de los valles, y consagrarse por entero a la propia practica y al propio perfeccionamiento es una forma de caer en un camino equivocado.

LA VÍA DEL MEDIO

Nagarjuna debe haber nacido en el segundo siglo DC en la región Vidharba en el estado de hoy en día Maharashtra. Se dice que fundo un monasterio en Andra Pradesh donde transmitió sus enseñanzas. Estas enseñanzas se encuentran en los 27 capítulos de las “Estrofas sobre las enseñanzas básicas del camino del medio” (Mūlamādhyamakakārikā - abreviado MMK).

Nagarjuna consideraba su postura como una vuelta hacia la enseñanza central del Buda, por lo cual no se le puede ser considerado fundador de una nueva escuela o fundador del Mahayana pero si uno de los maestros hindúes de mas importancia para esta tradición.

El objetivo de la metodología de Nagarjuna era, el rechazo de puntos de vista extremos y transmitir las enseñanzas del Buda como el camino del medio. Especialmente se servia para esto de una explicación detallada del concepto de la vacuidad (śūnyatā) que esta directamente relacionado con el concepto de interdependencia mutua“ (skrt. pratītyasamutpāda).

Para explicar “sunyata” con argumentos lógicos, Nagarjuna expone a los fenómenos a un análisis profundo. Solamente porque los fenómenos son vacíos, estos pueden surgir o desvanecerse, argumenta Nagarjuna. Y solo porque son vacíos, el sufrimiento puede ser superado por medio de las cuatro venerables verdades y el andar sobre el camino óctuplo se hace posible. Si los fenómenos no fuesen vacíos no habría desarrollo y el mundo seria estático, sin cambio, algo así como “congelado hasta la eternidad”. Pero tomando en cuenta la impermanencia del mundo esta claro que esto no puede ser verídico. En ningún sitio hay algo que sea permanente. Y por eso, concluye Nagarjuna, no hay en ningún sitio algo que no sea vacío.
Siendo así todas las cosas son sin ser propio (nairātmya), sin entidad propia (asvabhāva) y vacíos (śūnya), dado que por su dependencia de factores condicionantes no disponen de una existencia propia (svabhāva)

Para Nagarjuna el mundo justamente por esta falta de existencia propia, no puede ser un mundo del ser sino que de un cambio continuo. Las cosas no son, sino que ocurren, como una melodía que no es otra cosa, que una combinación de tonos. Las cosas no pasan absolutamente a la existencia, dado que su nacimiento depende de circunstancias y esta dependencia hace imposible encontrar una primera causa, una raíz palpable. Se pierde en la infinita tela de la interdependencia. Los fenómenos no existen eternamente, no vienen del nada para después volver al mismo nada de donde han venido. Debido a su condición de vacío, los fenómenos no existen ni son no-existentes.

Este razonamiento es llevado por Nagarjuna un paso más allá lo que se refleja con este verso que es uno de los más recitados de la Mūlamadkyamakakārikā y que describe la no diferenciación entre Samsara y Nirvana como la comprensión suprema (prajñā):

“No hay nada, que diferencia al Samsara del Nirvana y al Nirvana del Samsara.
La frontera del Nirvana es a la vez la frontera del Samsara. Entre estos dos no hay ni la más mínima diferencia”. (MMK 25.19-20)

Solo el que no ha experimentado la sabiduría de la vacuidad universal, se apega a la diferencia entre lo relativo y lo absoluto y con eso crea una frontera entre Samsara y Nirvana, que no existe. Dado que la vacuidad significa liberación, todos los seres se encuentran en un estado de libertad. Solo hace falta de esta condición esencial que está libre de diferencias, extremos y limitaciones. Pero Nagarjuna también recuerda que comprender este hecho no es un proceso personal y no es algo que se pueda querer poseer u obtener.
Pero las enseñanzas de Nagarjuna no cesan ahí, afirmando que incluso el pensar que la liberación resulte por medio de la aniquilación del Karma y de los apegos, es en si también solo una diferencia que proviene del desarrollo de conceptos, pero que este desarrollo es aniquilado por la vacuidad. Dado que la vacuidad no es algo que esta detrás de la verdad sino que la verdad misma, todo concepto y desarrollo de concepto queda nulo.

Nagarjuna también reconoció que es imprescindible ser muy cauto con el concepto de la vacuidad dado que se trata de un método para explicar la verdad:

“Sunayata fue enseñada por los budas como un rechazo a cualquier concepto. Aquellos para los cuales Sunayata es un concepto, se les declara incurables”. (MMK 13.8 )

Si se llega al punto en el cual sunayata haya cumplido su papel y ha abierto los ojos para una visión mas profunda, esta debe ser abandonada, como una barca que a uno lo ha llevado a la otra orilla y que no se necesita más. Por lo que Nagarjuna dice:

” No se debe decir vacío“, ni „no-vacio“, tampoco „los dos a la vez” y tampoco “ninguno de los dos”. Pero para la comprensión se puede hablar así”. (MMK 22.11)

Segun: Bovay, Kaltenbach, De Smedt (1999): Zen. Práctica y enseñanza, historia y tradición, civilización y perspectivas. Barcelona: Editorial Kairós.
Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona: Editorial Kairós

KANADAIBA

Una simple aguja
Puede vaciar la totalidad del océano.
Por mas que lo intente, el fiero dragón
difícilmente puede ocultar su cuerpo

El decimoquinto patriarca fue el venerable Kanadaiba. Kanadaiba quería llegar a ser discípulo de Nagarjuna y para ello, solicito su audiencia. Nagarjuna, por su parte, ignoraba que Kanadaiba era un hombre de gran sabiduría, por lo que envío a su asistente a por un cuenco lleno de agua y lo coloco ante el. Entonces fue cuando el venerable Kanadaiba clavo una aguja en el agua y le entrego el cuenco a Nagarjuna. En aquel momento ambos se reconocieron y se dieron cuenta de la afinidad de sus mentes.

Circumstancias:
En cierta ocasión, el venerable Nagarjuna había alcanzado la Vía y se hallaba predicando por el sur de la India. Muchos de sus oyentes solo creían en los bienes del mundo y, por esto después de escuchar le hablar el Dharma, le dijeron:

-No hay nada como los bienes de este mundo. Tu hablas vanamente de algo tan poco productivo como la naturaleza de Budica. ¿Pero quien puede verla?

-Si queréis ver la naturaleza budica debéis renunciar a toda vanidad – replicó Nagarjuna.

-¿Como es la naturaleza budica, grande o pequeña? le preguntaron entonces.

-La naturaleza budica no es grande ni pequeña, no aporta beneficio ni recompensa alguna, no ha nacido nunca y jamás morirá – respondió entonces Nagarjuna.

Cuando la gente se dio cuenta de la superioridad de este principio, cambio por completo su forma de pensar. Entre los presentes se hallaba Kanadaiba, un hombre de gran sabiduría que había ido a escuchar a Nagarjuna y como hemos mencionado en la exposición del caso, ambos descubrieron gratamente sorprendidos la semejanza de su nivel de comprensión. Así Nagarjuna llego a compartir su asiento con Kanadaiba del mismo modo como el Buda lo había hecho con Mahakasyapa en el monte Gridhrakuta. Entonces Nagarjuna empezó a predicar el Dharma y, mientras estaba sentado, se manifestó en forma de una resplandeciente luna llena.

-Este es el venerable mostrándonos la verdadera forma de la naturaleza budica. Cuando pensamos en ella, el samadhi sin forma se nos aparece como una luna llena. Así pues, la naturaleza budica es la claridad y el resplandor del vacío – dijo entonces Kanadaiba.

Cuando acabo de hablar el disco luminoso se desvaneció, Nagarjuna asumió su forma original y compuso el siguiente poema:

El cuerpo revela la redondez de la luna. A través de el se revela el cuerpo de todos los Budas. La enseñanza del Dharma no tiene forma fija. El verdadero efecto esta mas allá del sonido y la forma.

La vida del discípulo esta, en muchos sentidos, fundida con la de su maestro, por esto que no siempre resulta sencillo distinguir entre maestro y discípulo.

Teisho de Keizan Zenji
Esta no es una historia común y corriente. Desde el mismo comienzo, Kanadaiba era uno con la Vía y por esto Nagarjuna no dijo nada y Kanadaiba tampoco escucho una sola palabra de su boca. Es difícil, pues, discernir quien fue el maestro y quien el discípulo. ?Como podríamos distinguir al huésped del anfitrión? A consecuencia de esto, Kanadaiba instauró una tradición que acabo siendo conocida en toda la India con el nombre de la tradición deva. Como dice el proverbio „Recoger nieve en un cuenco de plata y ocultar una grulla en la brillante luz de la luna“. Eso fue precisamente lo que ocurrió cuando Kanadaiba y Nagarjuna se encontraron por vez primera frente a un cuenco repleto de agua. ?Como seria posible afirmar que el agua posee interior o exterior? Puesto que el cuenco estaba lleno, no se había desperdiciado y esta era profunda, transparente, pura y luminosa. Luego, Kanadaiba clavó la aguja en su interior que penetró tanto en lo más elevado como en lo más profundo, y ambos experimentaron la fusíón de sus mentes. Aquí no hay ni absoluto ni relativo. En este punto es difícil distinguir al maestro del discípulo. Pero, por mas que sean parecidos, no son idénticos y, por mas que se entremezclen, no hay en ellos el menor rastro de confusión.

Ese tema fue expresado por vez primera por el arqueo de la ceja y el parpadeo de Shakyamuni, y se vio representado posteriormente por Lin – yun mediante la forma de la flor de durazno y por Hsian-yen a través del sonido que provoca el golpe de un guijarro en un bambú. No existe nada a lo que podamos llamar sonido o forma y, por lo tanto, no hay visión ni sonido que abandonar. Nuestra mente es tan rotunda, tan resplandeciente y tan despojada de forma como la misma transparencia del agua pura. Es como ver la afilada punta de la aguja que, tras penetrar hasta el mismo fondo del principio espiritual, se despliega por doquier impregnándolo todo con su resplandor, como el agua que fluye empapando las montanas es inundando los cielos. También una aguja puede horadar una delgada bolsa y atravesar un grano de mostaza. Además, aunque una aguja puede ser mas dura que el diamante, no deja rastro alguno en el agua.
¿Acaso el aguja y el agua son distintos a nuestro cuerpo y nuestra mente? Cuando nos tragamos completamente la aguja, no queda nada fuera y cuando la cometamos, no es sino agua pura. Así es como se funden el camino del maestro y del discípulo, sin dejar el menor rastro de uno ni del otro. Cuando sus caminos se entremezclan y hay verdadera transparencia, no hay nada que pueda ocultar este reino. Es como una parra rodeada de parras. Nuestra mente, pues, es como una enredadera que trepa por doquier. Sin embargo, aunque podáis comprender el agua pura, debéis llegar a experimentar y aclarar completamente la existencia de la aguja que reposa en el fondo porque , si cometéis el error de tragárosla, acabara clavándose en vuestra garganta.
Pero, por mas que las cosas sean así, no debéis pensar en términos dualistas. Pensad cuidadosamente en esto engulléndolo todo y vomitándolo completamente. Por mas conscientes que seáis de su pureza, de su transparencia y de su poder de impregnación, sois tan sólidos como el diamante, sois inmunes a las tres calamidades (el agua, el fuego y el aire) y permanecéis inmutables a lo largo de los eones cósmicos de formación, continuación, extinción y no existencia.

Segun: Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona.

RAGORATA

El decimosexto patriarca fue el venerable Ragorata, asistente de Kanadaiba, que experimentó el despertar cuando le escuchó hablar sobre causas kármicas procedentes de vidas anteriores.

Circunstancias

El maestro era de Kapila. Debido a las causas establecidas en vidas anteriores, el venerable Kanadaiba estaba realizando una gira de enseñanza después de experimentar el despertar cuando llegó a Kapila. Uno de los cabezas de familia de este poblado se llamaba Brahamasuddhaguna. Cierto día algo parecido a una gran oreja brotó en un árbol de su jardín. Se trataba de un hongo cuyo aroma era exquisito. Entonces, Brahamasuddhaguna y su hijo, Ragorata, que eran los únicos de la familia que podían verlo, probaron el hongo pero, por mas pedazos que cortaban, volvía nuevamente a crecer y cuando lo arrancaban crecía nuevamente. En aquella época el venerable Kanadaiba, versado en todo lo referente a causas y vidas anteriores, acertó a pasar por su casa y Brahamasuddhaguna le preguntó sobre el origen del hongo. El venerable respondió: “hace ya mucho tiempo, un monje pidió limosna a tu familia. El monje, sin embargo, todavía no había abierto completamente el ojo de la Vía y despilfarró en vano la limosna que le entregaron los fieles. De este modo, cuando murió se convirtió en un hongo para recompensaros. Tu y tu hijo sois los únicos que podéis disgustarlo.
- ¿Que edad tienes? – le preguntó luego Kanadaiba al cabeza de familia.
- Setenta y nueve años – respondió Brahamasuddhaguna.
Entonces el venerable compuso el siguiente poema:

Un monje emprendió la Vía
Pero no logró alcanzar la verdad.
Luego su cuerpo se trasformó
En alimento para los fieles.
Cuando tengas ochenta y un años de edad
El hongo dejará de crecer.

El dueño de la casa escuchó estas palabras con admiración y respeto. Luego dijo:
- Soy viejo y débil y no puedo ser tu discípulo, pero te prometo que mi segundo hijo se convertirá en monje y te seguirá.
- Hace ya mucho tiempo que el Thathagata predijo que tu hijo Ragorata llegaría a ser un gran maestro durante los segundos quinientos años del Dharma – respondió el venerable -. Nuestro encuentro ha sido el fruto de causas procedentes de vidas anteriores. Luego Kanadaiba afeitó a Ragurata, quien termino convirtiéndose en el decimosexto patriarca.

Teisho

Hay muchos estudiosos de la Vía, tanto del pasado como del presente, que consideran que esta historia nos advierte del peligro que supone ingresar en la corriente pura del monacato sin modestia ni conciencia alguna y aceptar sin comprensión ni discriminación las limosnas que ofrecen los fieles. Estos monjes deberían estar completamente avergonzados. Cuando un monje renuncia a su hogar y entra en la Vía, su morada ya no le pertenece, tampoco es suyo el alimento que se lleva a la boca ni el ropaje que le cubre y ni siquiera puede usar en beneficio propio una gota de agua ni una brizna de hierba. El hecho es que todos somos hijos de la tierra, de esta tierra en la que no existe nada que no pertenezca al emperador. Y lo que es más, si permanecéis en vuestro hogar debéis servir a vuestros padres y si decidís servir a la nación debéis someteros al soberano. En tal caso, los cielos y la tierra os protegerán y recibiréis naturalmente las bendiciones del yin y del yang. Sin embargo, si declaráis sin reflexión alguna que, para buscar el Dharma del Buda, hay que dejar de servir a los padres y al soberano ¿cómo podréis compensar la bondad de vuestros padres, que os han dado la vida y os han alimentado y como podreis corresponder a la amabilidad del emperador, que nos permite utilizar la tierra y el agua? Entrar en la Vía y carecer del ojo de la Vía no es más que una forma de traición.
Según se dice, “cuando abandono los sentimientos mundanos y entro en lo incondicionado, renuncio al triple mundo”. De hecho, una vez que abandonáis vuestro hogar, dejáis de rendir veneración a vuestros padres y al emperador. Vuestra apariencia ha cambiado, os convertís en hijos del Buda y vuestro cuerpo toma refugio en la corriente pura de los monjes. Y, en tal caso, la limosna de lustra esposa e hijo no se diferencia de la que pudiera ofreceros cualquier otro creyente. Es por esto por lo que alguien dijo hace ya tiempo: “Si no has aclarado el ojo del Dharma, es difícil engullir un simple grano de arroz pero, una vez que tu ojo se ha clarificado, hasta el cielo se convierte en un cuenco y el mismo monte Sumeru se transforma en arroz, pudiendo alimentarte noche y día de el sin cometer falta alguna al aceptar la limosna que ofrezcan los fieles”.
Independientemente de la claridad de vuestro ojo del Dharma, si pensáis convertiros en monje y aceptar irreflexivamente las ofrendas de los fieles, cuando las limosnas sean escasas, las buscareis de manera inadecuada. No olvides que, en le momento en que renunciáis a la familia y abandonáis vuestro lugar de nacimiento, debéis vagabundear sin un grano de arroz que llevaros a la boca y sin harapo alguno con que cubriros. Debéis consagrar vuestro cuerpo a la búsqueda del ojo del Dharma y entregar vuestra vida por el. ¿Cómo podríais despertar la aspiración a la iluminación si vuestra única preocupación girase en torno a la fama, la fortuna, el alimento o la ropa? Carece, pues, de todo sentido preguntar a los demás. Aprestaos a mantener simplemente despierta la aspiración a la iluminación. Se ha dicho que “es más difícil ser cuidadoso al final que al comienzo” ¿pero quien no acabará convirtiéndose en un hombre del camino si mantiene vivo el espíritu de ese primer pensamiento?
Es por esto por lo que, aunque podáis parecer verdaderos monjes mendicantes, si os olvidáis de esa primera intención acabáis convirtiéndoos en traidores. El monje del que habla el caso que nos ocupa aun no había aclarado completamente su ojo del Dharma pero, como recompensa por su diligencia en la práctica religiosa, acabó convirtiéndose en un hongo. En la actualidad, cuando ese tipo de monjes muere, Yama es incapaz de perdonarles. En tal caso, las gachas de arroz se transforman en una bola de hierro fundido que, al ser engullida, inflama y enrojece sus cuerpos. El maestro zen Yün-feng Wen-yüeh dijo: “¿Acaso no lo veis? Un patriarca dijo que si entras en la Vía y no alcanzas la verdad, en la próxima vida te convertirás en limosna para los fieles”. Esto es así y no hay la menor duda al respecto. No malgastéis, por tanto, vuestro tiempo en vano, monjes, pues el tiempo no espera a nadie. No esperéis morir para encontraros; la luz de los ojos se escapa en un segundo. Si no abandonáis el campo del monacato sufriréis muchas penalidades atados a la argolla de las montañas de hierro. No digáis luego que no os lo advertí. Monjes, habéis sido afortunados al tropezar con la verdadera rueda del Dharma del Tathagata, una cosa tan difícil como encontrar un tigre en plena ciudad y tan insólito como el florecimiento de una árbol de udumbara. Sed, pues, cautos, practicad diligentemente y aclarad el ojo de vuestro Dharma.
¿No lo veis? No creáis que esta historia de antiguos monjes versa sobre seres sensibles o sobre seres insensibles, ni tampoco penséis que el entorno que os rodea o que vuestro cuerpo sea fruto de vuestro karma. El que fuera monje en una vida anterior acaba convirtiéndose en hongo en la vida presente pero, cuando se convierte en hongo ignora que “había sido monje”, del mismo modo que, cuando era monje, tampoco sabía que “se convertiría en una de la diez mil cosas”. Aunque ahora seáis, pues, seres sensibles, poseáis alguna conciencia y podáis discriminar entre el dolor y las cosquillas, no sois muy diferente de un hongo. ¿Por qué? ¿Acaso hay ignorancia mayor que no saber que el hongo sois vosotros y que so convertiréis en hongo? ¿Por qué creéis que los seres sensibles son diferente de los no sensibles y que los dos tipos de consecuencias karmicas que hemos mencionado anteriormente constituyen cosas separadas? ¿A que llamáis “sensible” o “insensible” si no habéis llegado a aclarar vuestro yo? El verdadero Yo no está en el pasado, en el presente ni en el futuro, tampoco reside en los seis órganos sensoriales, en los seis objetos sensoriales ni en las seis conciencias sensoriales; no está separado de la iluminación ni es ajeno a la ilusión, y tampoco es el fruto del esfuerzo individual ni del esfuerzo ajeno. Debéis practicar muy cuidadosamente y abandonar vuestro cuerpo y vuestra mente.
No os enorgullezcáis en vano por asumir la apariencia de los monjes ni tampoco os engañéis por el hecho de haber renunciado a vuestro hogar. Podéis haber escapado de las calamidades del agua, pero todavía debéis enfrentaros al fuego. Por mas que hayáis abandonado las preocupaciones mundanas y moréis en el Buda, no resulta fácil escapar de la acción del karma. ¿Que decir entonces de las personas ordinarias, que persiguen las cosas y son engañados por los demás y que, como las telarañas y el polvo, se ven arrastrados de un lado a otro por el viento, atravesando plazas y campos sin llegar a apoyar nunca los pies en el suelo? ¡Así es la mente de quien está alejado de la autentica morada! Esas personas no solo se equivocan en esta vida, sino que se ven obligadas a transmigrar en vano vida tras vida. ¿Todavía no os dais cuenta de que, desde la más remota antigüedad, nadie ha estado equivocado ni nadie ha estado separado un solo ápice de su verdadero Yo? Mientras ignoréis esto seréis como los pelos y como el polvo. ¿Cuándo, si no hoy, esperáis poner fin a vuestra ignorancia?

Poema

¿Querríais escuchar ahora unas sencillas palabras sobre esta historia?

¡Qué lastima que su ojo del Dharma
no estuviera limpio!
Poco importa, si seguís engañados sobre el Yo,
Que os esforcéis en saldar vuestras deudas,
Porque jamás llegareis a romper la cadena del karma.

SHAYATA

Es natural que el árbol del alcanfor gemine en el cielo y que sus ramas, sus hojas, sus raíces y su tronco florezcan allende las nubes – Keizan Jokin.

El venerable Shayata fue el vigésimo maestro ancestral. En cierta ocasión, Kumorata, el decimonoveno patriarca, dijo:

“Aunque tengas fe en el karma de los tres tiempos, todavía no has llegado a comprender que el karma es el resultado de la ilusión, que esta, a su vez, es fruto de la conciencia, que la conciencia procede de la ignorancia y que la ignorancia dimana de la mente. La mente original es pura, carece de principio y de final, no requiere actividad ni esfuerzo alguno, es ajena a toda retribución karmica y no tiene superior ni inferior. La mente permanece en completa quietud, pero esta plenamente despierta. Cuando reconozcas esta enseñanza alcanzaras el mismo estado que todos los budas y el bien, el mal, lo condicionado y lo incondicionado te parecerán meros sueños y fantasías”

Shayata comprendió entonces el profundo significado de estas palabras y despertó a la sabiduría que ya poseía desde tiempo inmemorial.

Comentarios de Keizan Zenji:
¿Por qué dudas? Existen tres momentos diferentes para la buena o la mala retribución karmica. La gente suele asombrase de que las personas amables y compasivas mueran jóvenes, de que las personas crueles vivan mucho tiempo, de que los malvados triunfen y de que la adversidad sacuda de continuo a los bondadosos. Es por esto por lo que suelen sacar la errónea conclusión de que no existen ni la causa ni el efecto y de que la felicidad y la infelicidad son completamente fortuitas. Y puesto que ignoran sus condicionamientos causales precedentes del pasado, tampoco entienden nada sobre el futuro y se engañan sobre el presente pensando que no hay causa ni efecto y que términos tales como mala o buena fortuna carecen de sentido. Pero ese es el colmo de la estupidez. Quienes opinan así no son más que majaderos que intentan practicar la vía.

En cuanto al karma de los tres periodos debemos mencionar, en primer lugar, el karma cuyos resultados se experimentan en la vida presente. Se trata del buen o del mal karma resultante de las acciones positivas o negativas llevadas a cabo en esta misma vida. En segundo lugar existe el karma cuyos resultados se experimentan en la vida siguiente. En este sentido, las consecuencias de las cinco rupturas o de las siete transgresiones imperdonables se experimenta en la próxima vida. El tercer tipo es aquel cuya consecuencia se experimentan en alguna de nuestras vidas posteriores. De este modo, aunque acumulemos este karma durante la vida presente, podemos experimentar sus resultados dentro de tres o cuatro existencias o, incluso, dentro de innumerables vidas.

Así pues, la consecuencia de un determinado karma presente no solo puede ser el resultado de causas acumuladas en nuestra vida anterior, sino también en otras muchas vidas precedentes. En consecuencia, la gente que goza de aquello que se denomina “buen o mal karma en estado puro”, experimenta buenos o malos resultados en el momento presente, mientras que otros que han acumulado una combinación del denominado “buen y mal karma mezclado” experimentan también una combinación de buenos y malos resultados. Por otra parte, la práctica del Dharma del Buda puede mitigar algunos karmas duros y eliminar algunos karmas leves. Esto significa que las causas negativas sembradas en pasados eones son experimentadas en el futuro en forma de sufrimiento pero que, en ocasiones, el poder de la práctica del Dharma puede llegar a mitigarlas. (..)
Dejad de pensar en el bien y en el mal. Posad vuestra mirada el la punta de la nariz y contemplad la mente original. Cuando consigáis permanecer así superareis todas las distinciones. De este modo, no solo arrancareis la raíz de la ignorancia, sino que también destruiréis las ramas, las hojas y los frutos del karma. Entonces dejareis de estar atados a la discriminación a la no discriminación y ya no os interesaran el pensamiento y el no pensamiento. No es una cuestión de permanencia o de impermanencia, de ignorancia o de pureza. No esta separado de los budas ni tampoco de los seres ordinarios.

Segun: Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona: Editorial Kairós

BASHASHITA

Caen las hojas, brotan las flores
Y el rey de los árboles medicinales
Todavía no emana su peculiar perfume - Keizan Jokin

El vigésimo quinto maestro ancestral fue el venerable Bashashita.

-Ahora te transmitiré el tesoro del ojo del verdadero Dharma del Tathagata. Deberás custodiarlo y transmitirlo en el futuro a todos los seres – dijo en cierta ocasión Shishibodai a Bashashita.

Así fue como Bashashita descubrió las causas karmicas de vidas anteriores y recibió el sello de la Mente. El maestro había nacido en Dubah y su familia pertenecía a la casta de los brahmines. Su padre se llamaba “Conducta Calma” y su madres “Paz y Gozo Eternos”. Cierto día, su madre soñó que recibía una espada divina y, como resultado de ello quedo encinta. En aquella época el venerable Simha se hallaba de viaje y acertó a recalar en Kubaha, en donde vivía un hombre llamado Parika, que practicaba desde hacia mucho tiempo la contemplación Zen. En aquel lugar había cinco grupos de practicantes: los que practicaban el samadhi, los que practicaban la reflexión intelectual, los que buscaban signos, los que habían abandonado los signos y los que evitaban la palabras incorrectas, cinco grupos que el venerable acabó congregando a su alrededor y su fama se difundió por todos partes. Buscando un sucesor del Dharma llegó a una casa y el cabeza de familia le presentó a su hijo diciéndole:

-Mi hijo se llama Sita. Nació con la mano izquierda cerrada y, aunque ya ha crecido, su mano
sigue todavía cerrada. ¿Quisiera el venerable revelarnos si la causa de este extraño proceder proviene de alguna vida anterior?

-Devuélveme la joya – ordeno Shishibodai, extendiendo su mano, después de observar a Sita
durante un buen rato. Ante el estupor de los presentes, el joven abrió de inmediato la mano y le entregó una joya.

-En una vida anterior fui un monje y conocí a un joven llamado Basia. En cierta ocasión fui
invitado a una fiesta para los monjes en la región del océano occidental y me regalaron una joya que entregue a Basia. Ahora el me la devuelve. La causa, por lo tanto, es evidente
– dijo entonces Shishiboday.

El cabeza de familia permitió finalmente que su hijo renunciara al hogar y el venerable le transmito entonces los preceptos completos y le impuso el nombre de Bashashita, que es una combinación de los nombres que el muchacho lleva en esta vida y en su vida anterior. Finalmente, Shishiboday le nombro su sucesor diciendo: “Ahora te transmitiré el tesoro del ojo del verdadero Dharma del Tathagata. Debes custodiarlo y transmitirlo a todos los seres.

Comentarios de Keizan Zenji:
La frase “descubrir las causas karmicas de vida anteriores” de lo que nos habla este caso significa llegar a saber que en una vida previa hubo un joven llamado Basia, que recibió una joya de manos de Shishiboday, que luego penetro en el vientre de su madre y nació en la familia que hemos citado, guardando celosamente en su mano la joya hasta que encontró el venerable y pudo devolvérsela. Esta aleccionadora historia ilustra, por tanto, que no existe un cuerpo carnal perecedero, sin un cuerpo indestructible. ¿Cómo hubiera podido Sita, de otro modo, seguir sosteniendo la joya en su mano? Debéis comprender que el cuerpo destructible no es el que recibe y pierde la vida. No creáis que los huesos se quiebran y dispersan o que exista algo llamado espíritu eterno que perdure para siempre. ¿Qué tipo de cosa podria ser un espíritu eterno? Solamente existe la apariencia de abandonar un cuerpo y asumir otro. Debéis, más bien, pensar que la primera persona – llamada Basia – y la segunda- que lleva por nombre Sita – no son dos personas distintas, y que el pasado y el presente tampoco son diferentes. No habléis, por tanto, en términos de cuerpo ni lo hagáis tampoco en términos de mente. Y si no es posible establecer una diferencia entre el cuerpo y la mente tampoco podremos separar el pasado del presente. Así es.

Esto no es algo que solo se aplique a Bashashita sino que, a decir verdad, tiene mucho que ver con todos nosotros. No hay nada que nazca y nada que muera, sino que simplemente tiene lugar un cambio de cabezas y una metamorfosis de rostros según el momento y las condiciones. No se trata, por tanto, de una renovación de los cuatro grandes elementos o de los cinco agregados. No hay nacimiento que pueda ser cubierto con un saco de carne o sostenido por un puñado de huesos. Las diez mil formas y manifestaciones no son sino expresiones distintas de la misma luz de la mente original. Cuando ignoramos este principio creemos que una persona es joven y que otra, por el contrario, es vieja. Sin embargo, en realidad no hay cuerpos jóvenes. ¿Cómo podríamos, entonces, separar la vida de la muerte y distinguir el antes del después? “Descubrir, pues, las cusas karmitas, de vidas anteriores“ consiste en entender que Basia – en una vida anterior – y Sita – en la vida presente – no son dos cuerpos diferentes.

Cuando Bashashita lo comprendió así recibió el tesoro del ojo del verdadero Dharma del Tathagata y lo transmitió a las generaciones posteriores. Debéis, por tanto, tratar de comprender que, en última instancia, los budas y los patriarcas no han alcanzado el despertar ni la gente ignorante se halla sumida en la ilusión. A veces practican y otras veces despiertan el espíritu de la iluminación. El bodhi y el espíritu de la iluminación carecen de principio y de final. Esencialmente no existe diferencia alguna entre los budas y los seres ordinarios. En ningún lugar existe otra cosa más que la totalidad, y es por esto por lo que debéis cultivarla y custodiarla durante innumerables eones sin olvidar las causas acumuladas en vidas anteriores.

Segun: Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona: Editorial Kairós

FUNYOMITTA

Cuando Funyomitta, el vigesimosexto patriarca, fue coronado príncipe, Bashashita le hizo la siguiente pregunta:

- ¿Qué debes hacer para renunciar al hogar?
- cuando renuncie al hogar no haré nada en particular respondió Funyomitta.
-¿Qué es, concretamente, lo que no arras? – puntualizó entonces Bashashita.
- No llevaré a cabo ninguna acción ordinaria – respondió Funyomitta.
- Y para ello ¿qué deberás hacer? – insistió el venerable.
-Tendré que poner en práctica la actividad del Buda – contestó Funyomitta.
- Príncipe – concluyó finalmente Bashashita-, tu sabiduría es extraordinaria. Tú serás mi sucesor.

Entonces el patriarca le permitió renunciar al hogar.

El maestro era el principe sucesor del rey “Victoria Triunfante”, cuyo reino se hallaba en el sur de la India. Despues de haber vencido a un maestro no budista – llamado Arynatman – Bashashita, el vigesimoquinto patriarca, se había dirigido hacia el sur. En esta época el rey de aquella región – llamado Devaguna – invitó a Bashashita, le dio la bienvenida y le entregó numerosos presentes. El rey tenia dos hijos. Uno de ellos, llamado “Victoria Triunfante” era muy fuerte e impetuoso, el otro, llamado Funyomitta era muy pacifico y estaba aquejado por una larga enfermedad. Una vez que el venerable expuso la ley de causa y efecto, el rey se liberó súbitamente de todas sus dudas.

Tras la muerte de Devaguna, el príncipe sucesor, Victoria Triunfante, se convirtió en rey pero, como era seguidor de las enseñanzas no budistas, trató de obstaculizar la labor del patriarca Bashashita, no dudando siquiera en encarcelar a su hermano Funyomitta para conseguirlo. El rey preguntó entonces a Bashashita:

- Hace y tiempo que me ocupo de extirpar lo sobrenatural de mis dominios. ¿Cuál es tu enseñanza? – preguntó el rey a Bashashita.
- Ciertamente hace ya tiempo que no hay falsas enseñanzas en este reino. Transmitiré, pues la enseñanza del Buda.
-Pero si el Buda murió hace doscientos años, ¿de quien ha recibido el maestro su enseñanza?
- El gran ser Kasyapa recibió el sello del Buda que, durante veinticuatro generaciones, ha sido transmitido de patriarca en patriarca hasta llegar a Shishibodai, de quien yo lo recibí – respondió Bashashita.
- Según he oído, el monje Shishibodai no pudo impedir su propia ejecución. ¿Cómo pudo, pues, haber transmitido el Dharma a su sucesor? –preguntó nuevamente el rey.
- Antes de que aparecieran los problemas, el venerable transmitió el kesa y un poema del Dharma que son los auténticos signos de la trasmisión.
-¿Dónde esta ese kesa? –inquirió el rey.

El patriarca sacó entonces el manto de su bolsa y se lo mostró al rey, quien ordenó que fuera quemado de inmediato pero, cuando trataron de cumplir sus ordenes, del kesa emanaron cinco colores y, al consumirse el fuego, seguía incólume. El rey, entonces, ante la evidencia de que Bashashita el auténtico heredero del Dharma de Shishibodai, se arrepintió profundamente y se postro ante el patriarca. Luego perdono también a su hermano el príncipe Funyomitta, y accedió a que se hiciera monje. Fue entonces cuando el patriarca pregunto al príncipe: ¿Qué debes hacer para renunciar al hogar? Y tuvo lugar el episodio que hemos reseñado anteriormente que concluyo con la renuncia de Funyomitta al hogar.

Teisho de Keizan Zenji
Después de este hecho, Funyomitta sirvió al vigesimocuarto patriarca durante seis años. Mas tarde, al recibir el tesoro del ojo del verdadero Dharma del Thatagata, Bashiashita le dijo: “Este tesoro ha sido transmitido de generacion en generación hasta llegar al momento presente. Debes custodiarlo, transmitirlo cuando llegue el momento y enseñar a todos los seres sensibles”. Cuando el maestro hubo recibido esta secreta confirmación, se liberó tanto de la mente como del cuerpo. Como ya hemos dicho, la renuncia al hogar no era, para el maestro, un asunto ordinario. Es por esto por lo que, cuando Bashishita le preguntó qué era lo que debía hacer quien deseaba convertirse en monje, respondió: “Tendré que poner en práctica la actividad del Buda”.

Cuando el venerable le preguntó “que era lo que debía hacer” no se estaba refiriendo a ningún “asunto ordinario”. Debéis entender, por tanto, que la renuncia al hogar no se realiza par cumplir con ningún propósito mundano. Por mas que os rapéis la cabeza y tiñáis de negro vuestro ropajes para parecer seguidores del Buda, no dejareis por esto lo de pensar en términos de “yo” y “los demás”. Si no os desidenficais de las distinciones entre hombre y mujer, todo seguirá siendo un asunto ordinario que en modo alguno puede ser considerardo la actividad de un Buda. Desde la Mente original no existe ni la actividad del Buda ni los asuntos mundanos, pero cuando desconocemos la Mente original hablamos de asuntos ordinarios. La verdadera “actividad del Buda” consiste en aclarar nuestra Mente original.
Cuando alumbréis vuestra verdadera Mente original se desvanecerán simultáneamente todos los signos relativos al nacimiento y la extinción. ¿Cuánto menos, pues, podrá haber seres despiertos y seres ordinarios? Si lográis acceder a esta experiencia, los cuatro grandes elementos y los cinco agregados dejaran de existir. ¿Cómo podrían, entonces establecerse la tres esferas de existencia y los seis destinos? Es por esto por lo que, en ultima instancia, no hay hogar al que renunciar ni cuerpo alguno que deba ser habitado. Por ello se habla de renunciar al hogar. No hay nada en lo que se pueda morar, el hogar es destruido y la persona perece. Entonces el samsara y el nirvana se extinguen espontáneamente sin necesidad de erradicar nada, y el bodhi y las impurezas se ven abandonadas sin que haya tampoco que extirparlas. Pero esto no es algo que suceda súbitamente porque , de hecho, durante los cuatro eones del origen, permanencia, cambio y vacuidad, jamás ha habido la menor perturbación. La Mente original de todos los seres es como le cielo, cuya inmensidad carece de interior y de exterior, y como el agua, que no tiene ni dentro ni fuera. No alberguéis, por tanto, el menor temor por ser una persona laica ni sintáis tampoco orgullo alguno por haber renunciado al hogar. Lo único que tenéis que hacer es poner fin a todo tipo de consideraciones externas y discernir internamente.
Tratad, por un momento, de observar con atención sin que vuestra mente se disperse ni vagabundee hacia adelanto o hacia atrás. ¿Acaso existe, en este mismo instante, algo que pueda ser llamado “yo” o algo que pueda ser llamado “otro”? ¿Qué sentido tienen, si no hay signo alguno del “yo” o del “otro” o de los términos “bueno” y “malo”? Desde el mismo principio, la Mente original ha sido tan resplandeciente como el sol y la luna. No existe un solo lugar que no pueda verse iluminado por ella.

Poema

Nuevamente tengo unas pocas palabras para ejemplificar esta historia.

El dominio original es ordinario y no hay, en el, una sola brizna de hierba.
¿Dónde podría haber, pues, espacio alguno para la Vía del Zen?

Según: Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Crónicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona.

BODHIDHARMA

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Tras veintiocho generaciones de discípulos del Buda Shakyamuni, Bodhidharma introdujo el Zen en china a principios del siglo VI. Es el vigésimo sucesor que recibió el Kesa y es el primer maestro ancestral del Zen en China. La leyenda en torno a Bodhidharma es de gran riqueza. Sea o no autentica históricamente hablando, tiene un significado profundo en la enseñanza del Zen. Heredero del dharma de Prajnadhara, Bodhidharma fue al sur de China tras un largo y pesado viaje. Según antiguos relatos, tenia entonces cien años.
El emperador Wu-ti (502-550), ferviente budista, oyó hablar de Bodhidharma, le hizo venir a su corte y le dijo:

Desde que soy emperador he construido muchos templos, he copiado Sutras, he ayudado a un numero incalculable de monjes. Sin duda tendré muchos meritos en el futuro. Cuales puedo esperar?
- Ningún merito, respondió Bodhidharma
- Por que? Replico el emperador.
- Los meritos de sus servicios son ínfimos en este mundo y serán fuente de ilusiones y de deseos. Es como perseguir una sombra.
- Entonces que es un verdadero, un autentico merito? Preguntó el emperador.
- La pura sabiduría es maravillosa y perfecta en su realización Su substancia es vacuidad, apacible en si. Por eso estos meritos no pueden obtenerse con los medios de este mundo.
- Cual es la santa verdad? Volvió a preguntar el emperador.
- Por encima de la santidad, un vacío insondable y nada sagrado. Un cielo inmaculado en el que no se distingue la verdad ni la Ilusion” contesto Bodhidharma.
El emperador quedo impresionado y le miró diciendo:
- “Quien es el que está ante mi?
- No se” contestó el.

Wu-ti no entendió el mensaje de Bodhidharma y éste se dio cuenta de que el momento no era favorable para difundir el Zen. Por eso se fue a la otra orilla del río Yan-tse y se retiró al templo Shao-lin, en el monte Song-shan. Guardó silencio y practicó Zazen de cara a la pared durante nueve anos. Esto desorientaba a todos los que le veían y se le llamó “el monje contemplador de la pared”.
De: Bovay, Kaltenbach, De Smedt (1999): Zen. Práctica y enseñanza, historia y tradición, civilización y perspectivas. Barcelona: Editorial Kairós.

TAISO EKA

Taiso Eka (T’ai-tsu Hui-k’o), 487-593

En el reino vacío y resplandeciente
se han extinguido las condiciones y los pensamientos.
Todo es claridad, atención y continuo resplandor. Keizan Zenji

En reconocimiento al maestro chino Eka, hoy en día algunos templos en Japón extienden la sesshin de Rohatsu por todo el octavo día. Se dice que si Eka no le hubiese insistido a Bodhidharma el budismo Zen no hubiese llegado a China y posiblemente hubiese desaparecido.
Un hombre llamado Eka, como había oído hablar del gran monje que permanecía sentado en una cueva en el templo de Shaolin, fue a visitarle. Al llegar allí, miró a la cueva y vio al maestro sentado en postura de gran concentración. Esperó fuera pacientemente. Hacia frío y nevaba. Cundo cayó la noche, intentó atraer la atención del maestro: “Por favor, quiero ser su discípulo”.
Bodhidharma, imperturbable, ni siquiera le miró y siguió haciendo zazen. Entonces Eka, para expresar su determinación, se cortó el brazo. Y así al fin pudo convertirse en el discípulo de Bodhidharma.
Eka pidió a su maestro:
“¡Mi espíritu no está en paz, te ruego que lo apacigües! -Tráeme tu espíritu y lo apaciguaré, soltó Bodhidharma. - Cuando busco mi propio espíritu, contesto Eka, no consigo encontrarlo. - Entonces ya lo he apaciguado” Eka se prosternó ante Bodhidharma.
Eka permaneció nueve años con su maestro, practicando zazen. Cuando Bodhidharma sintió que se acercaba el día de su muerte, llamó junto a el sus cuatro discípulos y les pregunto:
“¿Qué habéis entendido de mi enseñanza?” El primer discípulo dijo: “Si queremos hacer realidad la verdad, no tenemos ni que confiar totalmente en las palabras ni rechazarlas del todo, sino servirnos de ellas como un útil de la Vía. -Haz obtenido mi piel” respondió Bodhidharma. El segundo discípulo, una monja, habló a la vez: “La verdad es una visión feliz de los paraísos del Buda. Se ve una vez y nunca mas. -Haz obtenido mi carne” dijo el maestro. El tercer discípulo afirmó: “Los grandes elementos están vacíos y los cinco agregados son inexistentes; en realidad no hay nada que pueda ser atrapado. -Haz obtenido mis huesos” Tras el discurso del tercer discípulo Eka se prosternó ante su maestro sin decir nada. Entonces Bodhidharma afirmó: - -Haz obtenido la medula”
Eka se convirtió así en el segundo patriarca Zen de China.
Segun: Bovay, Kaltenbach, De Smedt (1999): Zen. Práctica y enseñanza, historia y tradición, civilización y perspectivas. Barcelona: Editorial Kairós.
Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona: Editorial Kairós

KANCHI SOSAN

Kanchi Sosan (Chien-Chih Seng-ts’an) ? - 606

Vacío de naturaleza esencial;
Carente de interior y de exterior.
Lo bueno y lo malo no dejan rastro alguno.
La Mente y el Buda son esencialmente iguales
y lo mismo ocurre con el Dharma y la Sangha - Keizan Zenji

Sosan devorado por la lepra, fue en busca del segundo maestro ancestro de China y le dijo:

- Mi cuerpo está infectado de lepra. Te suplico que me limpies de mis pecados.
- Muéstrame tus pecados y te libraré de ellos – replicó el maestro.
- Cuando trato de encontrar mis pecados no puedo encontrarlos – respondió entonces el maestro, después de permanecer en silencio durante un buen rato.
- Ya estás limpio de todos tus pecados. Ahora debes tomar refugio en el Buda, el Dharma y el Sangha – concluyo Eka.

Durante las persecuciones a los budistas, huyó con Eka a las montañas. Tras sanar de la lepra y habiendo comprendido la esencia de la enseñanza, la realización de Sosan fue reconocida por el maestro. Como tercer patriarca, difundió la enseñanza y escribió el Shin Jin Mei “Poema de la fe en el espíritu” el primer texto Zen que expresa la esencia del budismo. Al igual que Bodhidharma, sólo enseñaba una cosa: la práctica de shikantaza. Sosan murió en el 606, de pie, bajo un árbol, en la postura de kin hin.

Segun: Bovay, Kaltenbach, De Smedt (1999): Zen. Práctica y enseñanza, historia y tradición, civilización y perspectivas. Barcelona: Editorial Kairós.
Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona: Editorial Kairós

DAIKAN ENO

Golpead el mortero,
Su estruendoso sonido
Retumba mas allá del tiempo y del espacio.
Tamizad las nubes
Hasta que aparezca la luna plateada
y la noche sea profunda y clara. - Keizan Jokin

Daikan Eno (638 – 713) que perdió a su padre cuando era muy joven, creció en la pobreza. Ganaba su sustento y el de su madre vendiendo leña en el mercado. Un dia, cuando llevaba leña a un cliente, oyó a un monje que recitaba el Sutra del Diamante. Al oír: „cuando el espíritu no permanece en nada, el verdadero espíritu aparece“, despertó y en ese mismo instante decidió hacerse monje. Sin tardar, fue al templo del Maestro Konin. Durante su primer encuentro con el quinto patriarca, este , tras preguntarle de donde venia y que quería, le dijo:

„un bárbaro del sur no puede convertirse en buda“
Eno contestó:
„La gente del sur y la del norte pueden ser diferentes, pero en la naturaleza de buda no hay ni sur ni norte“.

Konin quedó impresionado por la profundidad de aquel joven medirional. Pero, al ser principiante y totalmente analfabeto, no pudo recibir la ordenación de monje y se convirtió en ayudante de cocina. Un día Konin reunió a todos sus discípulos y para poner a prueba a su comprensión de la enseñanza, les pidió que la expresaran en un poema. Se sentían incapaces y le dejaron la tarea al monje Jinshu que gozaba de gran estima entre los discípulos. Eminente erudito, se le consideraba el primer discípulo. Por la noche, Jinshu escribió su poema en la pared del templo:

„El cuerpo es el árbol de la iluminación,
la mente el espejo resplandeciente.
Trata de mantenerlo siempre limpio
y no permitas que el polvo se acumule en el”.

Jinshu consideraba que practicando todos los días se terminaba por obtener el satori, y pensaba que el Zen era un proceso gradual realizado paso a paso.
Eno miró el poema y pidió a un monje que se lo leyera:

- Es un gran poema! Jinshu sin duda se convertirá en el sucesor de nuestro maestro, dijo el monje.
-Realmente es excelente declaro Eno a cabo de un rato-, pero todavía no es perfecto.
-¡No digas tonterías! ¿Que sabrá un estupido como tu? – exclamo entonces el monje.
-¿No me crees? Replico Eno - Entonces compondré mi propio poema- un comentario que despertó la hilaridad del monje.

Aquella misma noche el maestro pidió a un joven monje que le acompañara y transcribiera su propio poema a continuación del de Shen-hsiu:

“La iluminación no es esencialmente un árbol
Ni tampoco hay espejo alguno que resplandezca.
Desde el mismo comienzo no existe nada.
¿donde podría, pues, acumularse el polvo?”

Cuando, a la mañana siguiente, los monjes leyeron el poema lo ensalzaron en voz alta diciendo: „Verdaderamente, este es el poema de un Bodhisattva vivo“, pero el patriarca, reconociendo la autoria de Eno lo borró diciendo: „El autor de este poema todavía no ha llegado a ver su rostro original“, tras lo cual los monjes se olvidaron pronto de el. Aquella misma noche, sin embargo, el patriarca se dirigió en secreto al cobertizo en el que Eno seguía descascarillando arroz y le dijo:

- ¿Estas preparado ya el arroz blanco?
- Ya esta listo pero aun tengo que tamizarlo – respondió Eno.

Luego, en la habitación del maestro, dijo Konin:
El único motivo por el que los budas aparecen en el mundo es el de beneficiar a los seres según sus capacidades. De ese modo, cuestiones tales como los diez estadios, los tres vehículos y la iluminación súbita y gradual desvienen enseñanzas. Además, el Buda transmitió la verdad insuperable, extraordinariamente sutil, profundísima y perfectamente maravillosa del Tesoro del Ojo del Verdadero Dharma a su principal discípulo, el venerable Mahakasyapa. Posteriormente, esa verdad ha sido transmitida interrumpidamente de patriarca en patriarca a lo largo de veintiocho generaciones hasta llegar a Bodhidharma. A mi finalmente me llegó transmitida desde el gran maestro Eka. Hoy te entrego a ti el tesoro del Dharma y el manto que me fueron transmitidos. Debes cuidar bien de él y no permitir que el Dharma perezca.

El maestro entonces, se arrodillo y recibió el manto y el Dharma. Luego preguntó:

- Acabo de recibir del Dharma pero ¿a quien deberé transmitírselo cuando llegue el momento?
- Hace mucho tiempo – respondió el patriarca- cundo Bodhidharma arribo a nuestro país, la gente carecía de fe y el transmitió el manto como muestra de que había obtenido el Dharma. Pero ahora esta fe a madurado, el manto se convertirá en objeto de disputa y deberás consérvalo contigo y no entregárselo a nadie. Será mejor que desaparezcas y te escondas. Espera a que lleguen tiempos mejores antes de empezara a impartir tu enseñanza. Se dice que la vida de quien ha recibido el manto pende de un hilo.

Comentarios de Keizan Zenji:

“Como el agua que se vierte de un recipiente a otro sin derramar una sola gota, cuando tuvo lugar la transmisión Konin preguntó: ¿Esta preparado ya el arroz blanco?. Esos granos de arroz son la maravillosa semilla que nos permitirá convertirnos en reyes del Dharma, el verdadero alimento de los sabios y de la gente ordinaria que germinará y crecerá sin necesidad de escardar la tierra ahí donde caiga. Una vez descascarillado y limpio, el arroz ya no se pudre. Sin embargo, el arroz todavía no esta sin tamizar. Pero, cuando ha sido ya tamizado, impregna el interior y el exterior, lo superior y lo inferior. Cuando el mortero fue golpeado tres veces, los granos de arroz saltaron espontáneamente del mortero poniendo de manifiesto el funcionamiento de la Mente. Después de ser tamizado tres veces tuvo lugar la transmisión del espíritu del patriarca. A partir del instante en que el mortero fue golpeado, la noche no se ha iluminado ni el dia de la transmisión se ha oscurecido.
Parece que el maestro acarreaba leña de Ling-an y descarrillo arroz en Lu. En los viejos tiempos deambulaba por las montañas ganándose la vida con su hacha. Aunque todavía no había aprendido las enseñanzas budistas ni había iluminado su mente, el simple hecho de escuchar la frase de las escrituras referida al desarrollo de una mente sin apoyo le condujo a descarrillar arroz en el mortero de un humilde molino. Aunque el maestro nunca había practicado Zen, profundizo en el Dharma y, trabajando diligentemente durante ocho meses, llegó a experimentar el despertar de manera natural, iluminando así la mente que no mora en parte alguna. En mitad de la noche tuvo lugar la transmisión del linaje de los patriarcas. Aunque el logro del maestro no fue le resultado de muchos años de esfuerzo, es evidente que, durante un breve periodo de tiempo, realizo un esfuerzo supremo. No es posible, pues, medir los logros de los budas en términos de periodos de tiempo largos o cortos. ¿Cómo podríamos entender la transmisión de la Vía de patriarca en patriarca distinguiendo entre el pasado y el presente?

¿Cómo podéis memorizar descuidadamente una palabra o media frase y decir que ese es vuestro Dharma o vuestra Vía, como podéis aferraros a un fragmento del conocimiento y creer que esa es la Vía del Mahayana? Por mas poder que adquiráis, la vergüenza de nuestra familia todavía esta al descubierto. ¡No deberíais dedicaros a predicar el Dharma profiriendo palabras sin sentido y pretendiendo ser algo que no sois! Si realmente queréis alcanzar este reino deberíais dejar de malgastar en vano el día y la noche y no utilizar descuidadamente vuestras mente y vuestros cuerpos”.

Segun: Bovay, Kaltenbach, De Smedt (1999): Zen. Práctica y enseñanza, historia y tradición, civilización y perspectivas. Barcelona.
Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona.

SEIGEN GYOCHI

“El vuelo del pájaro no deja rastro alguno.
¿Para qué establecer, pues, estadios en el camino?” - Keizan Zenji

El trigesimocuarto maestro ancestral fue el gran maestro Seigen Gyoshi (Ch´ing-yüan Hsing-ssu) que en cierta ocasión le pregunto a Daikan Eno, el sexto maestro ancestral chino:

-¿Qué debo hacer para no estancarme en ningún nivel o estadio?
- ¿Qué es lo que has estado haciendo hasta ahora? – preguntó el maestro Eno.
- Ni siquiera he practicado las cuatro santas verdades replicó Seigen Gyochi.
- Entonces, ¿Qué estadio has alcanzado? – inquirió nuevamente el maestro.
-¿De que estadio podría tratarse si todavía no he practicado las santas verdades? – respondió Seigen Gyochi.
El maestro Eno quedó profundamente impresionado ante tal respuesta.

Comentarios de Keizan Zenji:

“Ni siquiera he practicado las cuatro santas verdades”. Eso es difícil de escuchar y mas todavía de encontrar. Si no atravesáis por completo la situación os quedareis estancados y, en tal caso, siempre persistirá algún rastro de apego al yo y correréis el riegos de caer en la trampa de la liberación, lo que ha sido llamado “el apego al Dharma” (o, según Yünmen, “la enfermedad del Cuerpo del Dharma). Seigen Gyochi, sin embargo, no solo reconoció su verdadera naturaleza original, sino que también atravesó por completo aquella barrera. Es por esto por lo que el maestro le preguntó: “¿Que estadio has alcanzado?”. Pero en ese domino no existe ni dentro ni fuera, ni el mas afilado cuchillo ni el hacha más penetrante pueden hender esa profunda morada. Es por esto por lo que el maestro insistió:
-¿De que estadio se trata?
-¿De que estadio podría tratarse si todavía no he practicado las santas verdades” respondió entonces Seigen Gyochi.

Por más que intentéis discriminar estadios o niveles, en el cielo nunca ha habido fronteras. ¿Dónde podríais apoyar las escaleras? Desde los tiempos más remotos, quienes han comprendido literalmente el reino de la vacuidad han creído erróneamente que todas las cosas están vacías y también han concluido equivocadamente la inexistencia de la miríada de las cosas. Seigen Gyochi, no obstante, respondió: “ni siquiera he practicado las santas verdades” ¿Cómo podría, pues, estancarse en el vacío de las cosas? En realidad, ese reino resplandeciente y vacío es más deslumbrante que el más esplendoroso de los soles. Pero aunque esa amplia, excepcional y autentica naturaleza no pueda ser objeto de discriminación, posee, sin embargo, una comprensión completa, perfecta y clara. Y, aunque no este ligada a huesos ni medula, también posee, no obstante, un cuerpo resplandeciente que no está cubierto ni tampoco oculto, un cuerpo que no puede ser discernido mediante la conciencia y la comprensión ordinarias. En realidad, conocimiento ordinario también participa de esa sabirudia y movimiento y la quietud no son otra cosa más que eso.

Los mismos bodhisattvas que se hallan en el décimo estadio todavía no llegan a contemplar claramente la naturaleza búdica. El Buda decía que “quienes postulan una esencia de las cosas y establecen prácticas (distintas a las actividades ordinarias) no han llegado todavía a ver directamente la naturaleza búdica. En ultima instancia, para los budas no existen prácticas ni reino de la esencia, puesto que ellos contemplan directamente dicha naturaleza”. En el capitulo titulado “Despertar a la Naturaleza budica”, del libro octavo del Sutra del gran nirvana, se dice: “Aunque innumerables bodhisattvas estén dotados de todas las perfecciones y hayan actualizado los diez estadios son, sin embargo, todavía incapaces de ver su naturaleza budica”. Es por esto que el Buda dijo que su visión todavía era deficiente. Así pues, si el bodhisattva que se halla en el décimo estadio aun no puede contemplar directamente la naturaleza budica, ¡Cuánto menos podrán verla los oyentes o los budas que han alcanzado la liberación por su cuanta y riesgo!”. Desconfiad de la visión y de la audición, desconfiad del mundo externo, no utilicéis la mente pensante, id más allá de todo eso y tal vez entonces lleguéis a la realización inesperada del conocimiento despierto que no proviene de nadie.

Fuente: Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona: Editorial Kairós

SEKITO KISEN

Bastó con levantar una sola vez el hossu
para que el maestro alcanzase la totalidad de la Via.
A partir de aquel momento
ya nada nunca pudo desviarle - Keizan Zenji

Sekito (Shih-t´ou Hsi-ch´ien) , 700 - 790, se caracteriza sobre todo por su inteligencia y por su aspecto sereno. Fue discípulo de Seigen Gyoshí (Ch´ing-yüan Hsing-ssu) y está en relación directa con Eno, el sexto patriarca, a quien conoció cuando aun era muy joven. Sekito recibió la ordenación en el templo de Rafuzan a los veintiocho años.

En cierta ocasión el maestro estaba leyendo el Tratado de Seng-chao cuando, al llegar al pasaje que dice “¿Solo el sabio comprende la miríada de las cosas en si mismas?”, golpeo la mesa y dijo: “Para el verdadero sabio todo carece de yo sin embargo, nada carece de Yo. El cuerpo del Dharma no posee forma alguna. ¿Quién puede hablar de uno mismo y de los demás? El espejo redondo lo refleja todo claramente y en el se manifiestan espontáneamente las maravillosas formas de las diez mil cosas. El conocimiento y sus objetos no son uno ni dos. ¿Quién podría decir que viene o que va? ¡Cuan ciertas son las palabras de esta escritura!”. Luego el maestro enrolló el manuscrito y cayó dormido soñando que estaba cabalgando con el sexto patriarca (chino) a lomos de una tortuga que nadaba en un profundo lago. Cuando despertó, el maestro reflexionó atentamente sobre le sueño y llegó a la conclusión de que la tortuga era la sabiduría y el lago el océano de la naturaleza esencial. Asi pues, el y el patriarca estaban cabalgando sobre la maravillosa sabiduría que nadaba en el océano de la naturaleza esencial. Mas tarde escribió el conocido tratado Tsán t´ung ch´u “Identidad de lo relativo y lo absoluto”.

Sekito es el autor del San do kai, pero también compuso un poema muy famoso, “Canto de la choza de tejado de paja” que evoca zazen con fuerza:

He construido una ermita de paja en la que no hay nada de valor.
Después de comer me relajo y echo un sueñecito.
Cuando la choza quedo terminada, aperecioron las malas hiervas.
Ahora se han instalado y lo cubren todo.
El hombre vive apaciblemente en la ermita,
Sin trabas ni interiores ni exteriores.
No quiere vivir donde vive la gente vulgar
No le gusta lo que le gusta a la gente vulgar.
A pesar de que la choza sea pequeña, contiene todo el universo.
En diez pies cuadrados un viejo ilumina
Las formas y su esencia.
Un bodhisattva del Gran Vehiculo tiene fe absoluta.
Los hombres vulgares no pueden dejar de dudar:
¿Esta choza perecerá o no?
Perecedera o no, el maestro original esta presente
Y no reside ni en el norte ni en el sur ni en el este ni en el oeste.
Enraizado en la perseverancia, esto no puede superarse.
Un ventana brillando sobre los pinos verdes no puede compararse
Ni al os palacios de jade ni alas torres de plata dorada.
Permanecer sentado con la cabeza cubierta, todo permanece en reposo.
Ahí, este monje de las montañas no comprende nada de nada.
Vive allí donde esta y ya no hace esfuerzos para liberarse.
¿Quién podría con orgullo disponer de puestos par seducir a discípulos?
Dirigid vuestra luz hacia el interior y dad media vuelta.
No se puede ni afronta ni evitar la fuente infinita e inconcebible.
Id a ver a los viejos maestros y sed íntimos con su enseñanza. Trenzad las hierbas para construir una
choza y no renuncies nunca.
Dejad pasar los siglos y relajaos completamente.
Abrid las manos y andad inocentemente.
Los miles de mundos y la infinitud de los conceptos existen
Solo para liberarlos de vuestras trabas.
Si queréis conocer lo inmortal bajo la choza,
Aquí y ahora no escapéis de esta saco de huesos.

Segun: Bovay, Kaltenbach, De Smedt (1999): Zen. Práctica y enseñanza, historia y tradición, civilización y perspectivas. Barcelona: Editorial Kairós.
Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona: Editorial Kairós

YAKUSAN IGEN

Yakusan (Yüeh-shan Wie-yen) practicó junto a Sekito del que fue el sucesor. Una vez preguntó a su maestro:

“Conozco las enseñanzas de los tres Vehículos y de las doce ramas. Sin embargo, he oído decir que hay un método para alcanzar directamente el espíritu que hace del hombre un buda y le permite hacer realidad su verdadera esencia. No puedo comprenderlo. Por favor, enséñame”.

Sekito contestó:
“Este camino es adecuado y tambien inadecuado pero, del mismo modo, no es adecuado ni tampoco inadecuado. ¿Qué tienes que decir al respecto?”

Yakusan no supo que decir. Dicho esto Sekito le envió a ver a Baso. Una vez allí, Yakusan se inclinó y repitio su pregunta. Baso dijo sencillamente:

“ A veces le hago arquear las cejas y parpadear, otras veces no le hago arquear las cejas ni parpadear. A veces, ambas cosas son correctas mientras que otras, en cambio, ambas son incorrectas, mostrándole, de este modo, como cambia según las circunstancias”.

En ese momento, Yakusan despertó a este reino y comprendió su existencia en todo, desde arquear las cejas y parpadear hasta actividades como ver, oir y comprender. Entonces fue cuando se postró ante Baso.

¿Cuál es la verdad de la que te has tornado consciente y que te ha hecho postrarte ante mi? le preguntó seguidamanete el patriarca?. Cuando estaba con Sekito era como un mosquito posado sobre un buey de hierro- replicó

Mas tarde Baso le preguntó:

¿Cómo ves las cosas estos dias?
Me he despellejado por completo y no hay mas que una sola realidad- dijo Yakusan, sabiendo que ahí no hay ni una sola mancha ni una sola mota de polvo.

Comentarios de Keizan Zenji:
No resulta nada facil alcanzar este reino mediante el estudio. Es por esto por lo que Baso le ensalzó diciendo: “Se dice que lo que has adquirido está de acuerdo con la esencia de la mente e impregna todas tus actividades”.
Esa realidad está en todas partes y no existe ningun lugar que no se encuentre completamente impregnado de ella. Fianlmente, el maestro comprendio que lo mismo podia decir con respecto a todas la actividades que, hasta aquel momento, habiea llevado a cabo, que eran como no hacer nada o plantar flores sobre una piedra. En realidad estaba tratando de realizar lo que acababa de preguntar, senalar directamente a la mente humana. Una vez que se dio cuenta de “Quien” es el que arquea las cejas y papadea, el maestro despertó. Cuando mas tarde ensemaba el Dharma a los monjes, dijo: “En este mismo momento utilizo las palabras para revelaros a “Aquel” que esta mas alla de todas las palabras. El que carece de ojos y oidos”. De este modo, su estancia con Sekito y su formación posterior con Baso le convirtieron en un transmisor adecuado para actuar en beneficio de los demas mostrandoles directamente la verdad.

¿No lo veis? Arquear las cejas y parpadear es correcto y no lo es. Este dominio se encuentra más allá de cualquier duda. Todos estamos dotados de él. Cuando tratáis de entenderlo, os dais cuenta de que carece de oídos y de ojos. No podéis, pues, discernirlo mediante la vista o el oído, no podéis hacer nada al respecto. Aunque en ningún momento os habéis apartado ni un ápice de el, ignoráis su nombre. No solo se trata de algo magnifico, sino que también os da la vida y os da la muerte, os hace ir y os hace venir y os hace comprender mediante la vista y el oído. No busquéis en otra parte el verdadero Dharma. ¿Cómo podríais esperar verlo en otro momento? Ésa es la verdad a la que apuntan las doce secciones de la enseñanza de la que todos los seres sensibles son inseparables. ¿En que otro lugar podríais encontrar una prueba? ¿Lo comprendéis? ¿No estáis ahora mismo arqueando las cejas y parpadeando? Si veis a través de lo que habéis comprendido con la vista y el oído, jamás dudareis de las palabras de los viejos maestros.

Segun: Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan.

UNGAN DONJO

Un solitario barco surca las aguas
bajo la brillante luz de la luna
Si vuelves tu cabeza
no verás cimbrearse los juncos
de la orilla que dejaste atras - Keizan Zenji

Ungan Donjo (Yün-yen T´an-sheng) 780 - 841
Ungan vivía concentrado solo en zazen y samu. En primer lugar practicó durante veinte años con Hyakuyo. Tras la muerte de éste, se marchó junto a Yakusan, recibió su educación y se convirtió en su sucesor.

Un día, Ungan dijo a sus discípulos:

“Ahí está el hijo de cierta familia. Si se le pregunta, no hay nada a que no pueda contestar.

-¿Cuantos textos posee? Pregunto su discípulo Tozan.
-Ni una sola palabra” respondió Ungan. Tozan volvió a preguntar:
“Entonces ¿de donde viene su saber?
- Practica día y noche sin dormir.
- ¿Podría preguntarle aun otra cosa?, insistió Tozan.
- Incluso si pudiera contestar no diría nada”.

El día de su marcha Tozan se dirigió a su maestro:
“¿Si tras tu muerte alguien me pide que pinte tu retrato que tendría que contestarle?
Dile sólo: esto es así” Tozan permaneció silencioso y Ungan añadió:
“!Examina estas palabras a conciencia!”

Segun: Bovay, Kaltenbach, De Smedt (1999): Zen. Práctica y enseñanza, historia y tradición, civilización y perspectivas. Barcelona: Editorial Kairós.
Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona: Editorial Kairós

TAIYO KYOGEN

El espejo de la mente pende de lo más alto
Y todo lo refleja con claridad.
La barca roja es tan hermosa
Que no hay imagen que pueda hacerle justicia - Keizan Jokin

Taiyo Kyogen es el maestro cuarenta y tres despues de Shakyamuni Buda. En cierta ocasion,
después de postrarse, Taiyo Kyogen le recitó un poema a su maestro Riozan Enkan:

Hace ya mucho tiempo, cuando era principiante
busque erróneamente la vía
a través de ríos y montañas.
Pero, por mas que aclaré el presente y escuché el pasado,
seguía sin comprender.
Oí hablar de la no mente
pero mis dudas no se disiparon.
Entonces mi maestro me mostró el espejo de Ch´in,
El espejo en el que se refleja lo que yo era
antes de que mis padres me concibiesen.
Habiendo, pues, alcanzado la plena comprensión,
me pregunto:
¿Qué es lo que creí entonces comprender?
Si sueltas un pájaro negro en mitad de la noche
Volará ataviado de nieve.

Comentarios de Keizan Zenji:
“Aspirantes al Zen, tenéis la inmensa fortuna de ser descendientes de la familia de Taijo Kyogen y de practicar siguiendo los preceptos de quienes os precedieron. Así pues, si practicáis cuidadosa y precisamente, y alcanzáis personalmente el despertar interior al momento del nacimiento y surgimiento de la forma y la vacuidad, alcanzareis ese dominio en el que no queda ni un solo rastro de forma, experimentareis un reino en el que no existe el mas mínimo vestigio de mundo exterior y no descubriréis la menor huella de los cinco agregados ni de los cuatro elementos por mas que los busquéis durante incontables eones. Cuando lleguéis a aclarar aquello de lo que no habéis carecido ni un solo instante, acabareis convirtiéndoos en auténticos descendientes de la familia de Taiyo Kyogen y en vástagos de Ryozan Enkan”.

Nuestro rostro original anterior al nacimiento de nuestros padres constituye una de las principales preguntas en el estudio del Zen. Este rostro original no posee una forma concreta ni se halla limitado por nombre alguno y es de sorprendente claridad y simpleza.

Es aparentemente inútil recurrir a un espejo para ver el rostro original pero al pensar desde la profundidad del no pensar, podemos encontrar este rostro que no esta subordinado ni al cuerpo ni a la mente. Al pensar desde esta profundidad del no pensar, podemos ver sin mirar, escuchar sin oír, sentir sin tocar y comprender sin pensar. El cielo y la tierra dejan de estar separados y todo es perfecto y completo.

FUYO DOKAI

Aunque carezca de adornos
No presenta imperfección alguna.
Todos admiramos los ornamentos
Hechos con huesos pulidos como el jade – Keizan Jokin

El maestro Fuyo Dokai (1043 -1118) del monte Fu Jung en cierta ocasión pregunto lo siguiente a su maestro, el monje Toshi Gisei:

- Las palabras de los patriarcas del Buda son tan normales como el té y el arroz que tomamos cada día pero ¿acaso existe alguna otra cosa que pueda ayudar a la gente?
- Dime – replicó Toshi Gisei - ¿acaso los decretos de nuestro emperador dependen de los decretos de los antiguos emperadores Yao, Shun o T´ang?
- En el momento en que Fuyo Dokai iba a responder, Toshi Gisei le golpeó en la boca con su hossu y prosiguió diciendo:
- Apenas concibas un solo pensamiento serás merecedor de treinta golpes.
En aquel mismo instante, Fuyo Dokai alcanzo el despertar.

Comentarios de Keizan Zenji:

Cuando una persona es bendecida, todos los ciudadanos son bendecidos y, del mismo modo, por mas que el viejo maestro Shakyamuni volviera a este mundo o el gran maestro Bodhidharma siguiera vivo, no deberíais someteros a su poder puesto que, cuando llegáis a despertar, os convertís plenamente en ellos. Si tratáis, por tanto, de agregar algún condimento propio a la realidad acabareis concibiéndola como algo ajeno a vosotros mismos y no podréis libaros de las argumentaciones y las proyecciones. Es por esto por lo que Toshi Gisei golpeo a Fuyo Dokai en la boca con el hossu cuando estaba apunto de responder a su pregunta para mostrarle que jamás había carecido de nada, que era perfecto desde siempre. Entonces dijo: “Apenas concibas un solo pensamiento serás merecedor de treinta golpes” (aunque de hecho esto no debe ser considerado como una confirmación de su comprensión, sino como un castigo).

Cuando dejáis la puerta abierta del pensamiento y tratáis de determinar que es la “Mente” o que es el “Buda” os estáis negando a vosotros mismos y estais buscando algo ajeno. Así pues, por mas que afirméis que “la plenitud se os ha revelado”, que “es naturalmente resplandeciente” o por mas que habléis de la “mente”, la “naturaleza”, el “Zen”, o la “Vía”, seréis, sin embargo, atados a las argumentaciones y la proyecciones, la nubes empañaran vuestro horizonte en diez mil millas a la redonda y seguiréis engañados sobre el Yo durante interminables eones. Por más golpes que, en tal caso, os propinasen, no conseguiríais corregir vuestros errores.

Si, ante la pregunta: “¿Acaso has alcanzado el dominio en el que ya no cabe ninguna duda?”, os cuestionáis la necesidad de alcanzar ese dominio, estaréis alzando ante vosotros miles de cordilleras que obstruirán vuestro camino. Si escucháis las palabras de los patriarcas del Buda con vuestros oídos, las escuchareis de tal modo que no podréis limpiarlas por más que transcurran miles de vidas y millares de eones…

Fuyo Dokai experimento directamente el Dharma y lo custodió celosamente sin olvidar jamás las enseñanzas que le confiaron sus predecesores. Pero, aunque estimara en mucho el consejo de los iluminados del pasado, también solía decir: “No os guíes por la conducta de este tosco monje. Estoy avergonzado de ser el maestro de este monasterio. ¿Cómo puedo seguir viviendo en la abundancia de esta comunidad olvidándome de lo que me confiaron mis antepasados? Cada vez que trato de emular a los abades anteriores y cada vez que recuerdo los hechos de los sabios de la antigüedad me doy cuenta de que no existe ningún lugar en el que pueda esconderme…Estoy realmente avergonzado de lo blandos y débiles que somos sus sucesores”.

Actualmente yo mismo, descendiente de la novena generación del propio Fuyo Dokai, me dedico a predicar antes de tiempo la enseñanza de nuestra tradición. Mis actividades cotidianas son un pobre remedo de las actividades de mis predecesores. Mi atención a los cuatro tipos de conducta es constantemente inestable. ¿Cómo puedo atreverme, pues, a reunir a unos pocos monjes y a transmitirles una frase o siquiera media frase? ¡Esto es algo vergonzoso! No existe sitio alguno en el que podamos escondernos de la mirada de los viejos patriarcas ni en el que podamos sustraernos al ojo escrutador de los sabios de la antigüedad. A pesar de todo, sin embargo, debéis estar contentos de ser los descendientes lejanos del maestro Zen Fuyo Dokai y de pertenecer a la familia de Eihei Dogen. Así pues, debéis tratar de aclarar completamente el dominio de la Mente y custodiarlo celosamente. Prestad atención a vuestra mente y controlad vuestra conducta renunciando a todo rastro de orgullo y dejando a un lado todo interés por la fama o la fortuna. Alcanzad lo que debéis alcanzar, adentraos donde debéis adentraros y resolved las cuestiones de vuestra vida cotidiana. No os olvidéis del legado que habéis recibido de los antiguos patriarcas y seguid la huella que han dejado los sabios del pasado. Mirad directamente a los ojos de los iluminados del pasado y, a pesar de hallaros en una época de decadencia del Dharma, seréis capaces de encontrar un tigre en la plaza del mercado o de descubrir oro bajo vuestro sombrero. Esta es mi aspiración mas profunda y mi mayor esperanza.

TANKA SHIJUN

El patriarca numero cuarenta y seis fue el maestro Zen Tanka Shijun (Tan-hsia Tzu-ch´un).

-¿Cuál es el mensaje fundamental transmitido por todos los sabios desde la antigüedad? – preguntó, en cierta ocasión, Tanka Shijun a Fujo Dokai (Fu-jung Tao-k´ ai).

- Si lo denominas así no haces mas que echar polvo sobre la tradición de Tosu Gisei (Tóu-tzu I-ch ´ing) – replicó el patriarca.

Al escuchar estas palabras, Tanka ShiJun experimentó un profundo despertar.

El nombre del maestro era Tzu-ch´un, de la familia Chia, de Chien-chou. A la edad de diecinueve años abandonó el hogar y posteriormente alcanzo el despertar con Fujo Dokai. En un principio permaneció en el monte Hsüeh-feng trasladándose, mas tarde, al monte Tan-hsia.

Teisho

El mensaje fundamental transmitido por todos los sabios de la antigüedad ha cambiado de aspecto buda tras buda y patriarca tras patriarca. Pero, a pesar de todas estas aparentes diferencias, existe algo, no obstante, que siempre permanece igual, algo que no tiene anverso ni reverso, algo que carece de superior y de inferior, de exterior y de interior, algo que no es propio ni tampoco ajeno. Este principio esencial, al que se denomina la “vacuidad no vacía”, existe en todos los seres y constituye la autentica morada a la que todos debemos retornar.

Sin embargo, hay muchos practicantes que creen erróneamente que se trata de una entidad original inconcebible e inefable. Los antiguos consideraban que este tipo de personas no son budistas sino meros nihilistas que no podrán alcanzar la liberación por mas que trascurra una cantidad de eones tan inmensa como el numero de granos de arena que pueblan las riberas del Ganges. Por mas escrupulosa y cuidadosamente que tratéis deponer fin a todas las cosas sumándolas en el mas completo vacío, siempre quedará algo que no puede ser vaciado. Si realmente permanecierais atentos, aunque no fuera más que por un solo instante, lograríais atisbar y encontrar la forma de expresar “el mensaje fundamental transmitido por todos los sabios desde la antigüedad”.

Sin embargo Fujo Dokai puntualizó que “si lo denominas así no haces más que echar polvo sobre la tradición de Tosu Gisei, ya que ciertamente no existe frase ni sentencia alguna que pueda contener y trasmitir este dominio. El uso inadecuado de las palabras se parece a las huellas que dejan los pájaros sobre la nieve y “no existe rastro alguno en el que puedas ocultar tu cuerpo”. ¿Qué vestigios pueden quedar cuando cesa toda conciencia corporal y desaparecen la piel, la carne, los huesos y la medula? Cuando desaparezca toda huella y no quede el menor rastro entrareis en un dominio que, si bien es imperceptible para los demás y no puede ser expresado, si que puede, en cambio, ser transmitido de mente a mente. Esta es la condición que la tradición denomina “unión entre le dueño y el servidor” o “fusión entre lo absoluto y lo relativo”.

Responded brevemente: ¿cuál es, según vosotros, la forma que tiene este dominio?

El viento puro sopla y estremece la tierra una y otra vez ¿pero quien podría apresarlo entre sus manos y mostrártelo?

Según: Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Crónicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona.

TENDO SOKAKU

“Es como tratar de introducir una cuña entre dos tablas
y no poder ni hendir la cuña ni separar los tablones” - Keizan Zenji

Tendo Sokaku - (T´ien-T´ung Tsung-Chüeh)
El maestro ancestral numero cuarenta y ocho es el maestro Tendo Sokaku que fue discípulo y asistente por mucho tiempo del maestro Shinketsu Seiryo.
Una vez cuando Tendo Sokaku alcanzo el rango de maestro, irrumpió en la sala de meditación diciendo “Morad en el tiempo anterior al comienzo del tiempo; expandíos más allá del mundo. La iluminación no puede ser alcanzada mediante el pensamiento y tampoco puede ser transmitida mediante las palabras. Cuando la alcanzas, la quietud disipa de inmediato las tinieblas y las nubes blancas de las heladas cumbres. Entonces la luz resplandeciente vence a la oscuridad y el brillo de la luna escolta nuestra nave durante toda la noche. ¿Como podríais expresar este momento? Ni lo relativo ni lo absoluto se separan jamás de este estado transcendental. ¿Cómo podría, pues, esta situación tener algo que ver con las palabras?”
Keizan Zenji comenta:
La vacuidad y la quietud carecen de límites y, aunque sean inefables no es posible separarse de ellas ni siquiera un solo instante. Así es como debéis actuar si queréis llegar a ser conscientes de aquello que se encuentra más allá. Hablar, por tanto del la Mente o de la naturaleza esencial no equivale, en modo alguno, a transmitir aquello que se encuentra más allá. Afirmar que agua es agua y las montañas son montañas y considerar que eso es la “transcendencia” también constituye ¿Qué duda cabe? un grave error.

Segun: Bovay, Kaltenbach, De Smedt (1999): Zen. Práctica y enseñanza, historia y tradición, civilización y perspectivas. Barcelona: Editorial Kairós.
Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona: Editorial Kairós

TENDO NYOJO

“El viento de la Vía que sopla por doquier
es más duro que el diamante
y sostiene a la totalidad de la tierra” - Keizan Zenji

Tendo Nyojo ( T’ien-t’ung Ju-ching )1163 -1228.

Un día en que Dogen estaba sentado en Zazen, su vecino se durmió. El maestro Nyojo golpeo con fuerza al discípulo y con voz fuerte gritó: “!Zazen es abandonar el cuerpo y el espíritu!: ¿Por qué duermes?”. Al oír estas palabras Dogen experimento el gran despertar. Después Dogen fue a ver a Nyojo y le dijo:

“- He abandonado el cuerpo y el espíritu – shin jin datsu raku”.
Nyojo le contestó:
“-¡Abandona ahora el cuerpo y el espíritu!”
Dogen se postró entonces respetuosamente ante Nyojo y este añadió:
“Cuerpo y espíritu han sido abandonados - datsu raku shin jin”

Comentarios de Keizan Jokin:
Según se dice, Dogen alcanzo la Vía cuando se dio cuenta de que la practica del Zen requiere el abandono del cuerpo y de la mente. Efectivamente, la práctica del Zen consiste en el abandono del cuerpo y de la mente ordinaria. No es posible adentrarse en la Vía sin abandonar el cuerpo y la mente. Quizás creáis que el cuerpo se reduce a la carne, los huesos y a la medula pero, si observáis en profundidad, no descubriréis el menor rastro de ellos. (…) Debéis experimentar por vosotros mismos. Prestad atención y descubrid que existe un cuerpo que no se halla confiado a la piel. La carne, los huesos y la medula, un cuerpo del que no podréis desprenderos por más que lo intentéis, un cuerpo que jamás podréis abandonar. Es por esto por lo que, al referirse a esta condición. Los patriarcas dijeron: “Cuando todo se ha vaciado todavía queda algo que no puede ser vaciado”. Una vez que clarifiquéis completamente este punto no dudareis ya de los venerables patriarcas ni de los budas pasados, presentes ni futuros

Gyoji, la practica con el cuerpo, la verdadera concentración del Maestro Fuyo Dokai y el aspecto filosófico del Maestro Wanshi se fusionaron para crear, generaciones mas tarde, el Zen soto fundado por el maestro Nyojo (T’ien-t’ung Ju-ching).

La educación de Nyojo era muy sólida. “El Zen es zazen, shikantaza” decía. Se levantaba todos los días a las dos o las tres de la mañana y hacia zazen hasta las diez o las once de la noche. Cuando un monje se dormía, le golpeaba con el puño o con la sandalia. Su enseñanza era:

¿Para que sirve pasar la vida durmiendo? ¿Para que os reunís en el dojo? ¿Cuál es, al final, el sentido de todo esto? La vida y la muerte son lo importante. Todo es impermanente y cambia con rapidez. Hoy mismo podemos caer enfermos. Desconocemos el momento de nuestra muerte. Ya que estais vivos es una estupidez dejar pasar el tiempo en vano, sino practicar el dharma de Buda. El dharma esta en decadencia porque nadie fomenta la practica de zazen”.

Nyojo era el ejemplo vivo de su enseñanza y consagro toda su vida para la salvación de la Vía, a la práctica de zazen. Decía a sus discípulos:

“desde los diecinueve años he recorrido este país en busca de un maestro y no he encontrado ninguno. Desde los diecinueve años no ha habido ni un solo día ni una sola noche en que no haya practicado zazen. Mucho antes de llegar a ser responsable de templo, deje de dirigir la palabra a mis familiares pues no soporto perder el tiempo. Solo he vivido en templos y nunca he entrado en otro tipo de vivienda. Desde luego, nunca he malgastado el tiempo visitando por placer parajes montañosos en la costa. Al margen de los horarios habituales de zazen, iba en verano a los lugares frescos y en invierno a los lugares menos expuestos al frío para practicar zazen hasta el borde de los profundos precipicios. Siempre mantenía la postura de Buda como modelo en el espíritu. Si padecía de hemorroides no por ello practicaba menos zazen con el mayor vigor”

Segun: Bovay, Kaltenbach, De Smedt (1999): Zen. Práctica y enseñanza, historia y tradición, civilización y perspectivas. Barcelona: Editorial Kairós.
Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona: Editorial Kairós

EIHEI DOGEN

http://www.sotozen.cl/wp-content/uploads/2008/11/dogen-zenji.jpg

Dogen Zenji (1200 – 1253)

Ese dominio admirable y resplandeciente
carece de interior y de exterior.
¿Como podría existir, entonces,
cuerpo o mente alguna que abandonar? - Keizan Zenji

En el siglo XII, el monje japonés Dogen fue a China en busca de la autentica enseñanza de Buda. Lo que el había buscado inútilmente en su país lo encontró junto al Maestro Nyojo. De vuelta a su país introdujo la verdadera práctica del Zen. A pesar de que nunca tuvo la intención de encerrar su enseñanza en los límites de una escuela, se convirtió en el fundador del Zen soto japonés.
Perteneciente a una familia aristocrática, Dogen estudio en primer lugar el budismo tendai. Como las enseñanzas que recibía no respondían para nada a lo que el esperaba, se fue a estudiar junto a Eisai, fundador de la escuela rinzai en Japón. Siempre insatisfecho, decidió ir a China.

A su llegada, Dogen permaneció a bordo del barco durante algún tiempo preparando su periplo. Un viejo monje vino a comprar setas japonesas. Con más de setenta años, era cocinero en un templo de las montañas. Su rostro reflejaba una gran profundidad y Dogen quedo impresionado. Como quería hablar con el, le invito a pasar la noche en el barco. El monje le contesto que tenia que volver esa misma tarde al templo para preparar la comida.
“En un gran monasterio como el suyo, dijo Dogen, sin duda tiene que haber otros monjes que puedan reemplazarle. – Soy tenzo, cocinero. ¿Cómo podría dejar a otros lo que yo tengo que hacer? - Venerable monje, dijo Dogen, ¿Por qué una persona de edad como usted tendría que hacer ese trabajo tan agotador en lugar de estudiar los sutras y practicar la Vía?” El monje se echo a reír y dijo: “Joven amigo llegado del extranjero, parece usted ignorar totalmente lo que significa la enseñanza y la practica del Zen!”. Dogen quedó impresionado por esta respuesta que provocó una revolución en su espíritu. Comprendió que la vía esta aquí y ahora en la practica de cada cosa. No hay ninguna necesidad de dar demasiada importancia a la lectura de los sutras o a las ceremonias. Zazen tiene que crear todo y ser la fuente de todas las acciones de la vida cotidiana.
Tras visitar numerosos templos, decepcionado por no haber encontrado un verdadero maestro, Dogen se preparaba para abandonar China cuando se encontró con otro viejo monje que le hablo del Maestro Nyojo. Siguiendo sus consejos, Dogen se dirigió a ver a Nyojo que entonces era superior del templo Keitoku-ji en el monte Tendo. Desde los primeros momentos de su encuentro les unió una profunda intimidad. Un día, en zazen, Nyojo golpeo a un joven monje adormecido gritando: “!Shin jin datsu raku!” (Abandonar cuerpo y espíritu). Dogen despertó súbitamente.
Convertido en el sucesor de Nyojo, Dogen volvió a Japón. Cuando quisieron saber que es lo que había traído, Dogen declaro:
“He vuelto con las manos vacías. Todo lo que puedo deciros es esto: los ojos horizontales y la nariz vertical. Día tras día, el sol sale por el este y el gallo canta al alba. Cada cuatro años el mes de febrero tiene veintinueve días”.
Se retiro al templo de Kennin-ji y escribió el Fukanzazengi, “las reglas universales para la practica de zazen”. Algunos años mas tarde fundo el templo de Eihei-ji, “Templo de la paz eterna”. Después comenzó la redacción de los primeros capítulos de su obra monumental: el Shobogenzo, “El tesoro del ojo de la verdadera Ley”, la obra más importante del Zen Soto.

De: Bovay, Kaltenbach, De Smedt (1999): Zen. Práctica y enseñanza, historia y tradición, civilización y perspectivas. Barcelona: Editorial Kairós.

KOUN EJO

Desde el principio no ha cabido,
en el espacio, ni una sola aguja.
No digáis, pues, que un cabello
puede atravesar mil agujeros.
El espacio es inmenso e independiente,
se halla más allá de todo concepto,
es vacio, inmaculado y carece de rasgos distintivos - Keizan Zenji

Koun Ejo (1198 - 1280)
El maestro ancestral numero cincuenta y dos fue el monje Koun Ejo, discipulo de Dogen. En cierta ocacion, Koun Ejo pidio que el venerable Dogen le instruyera y esté le dijo:

- Un solo cabello puede atravesar mil agujeros.
Al escuchar esto, Ejo alcanzó el despertar.
Aquella misma tarde, después de postrarse ante Dogen, le preguntó:
- Sin tomar en consideración la expresión “un solo cabello” ¿Qué significa “mil agujeros”?
- Completamente atravesados – replicó Dogen, con una sonrisa.
Koun Ejo se postró nuevamente ante su maestro.

Ejo fue el discipulo mas destacado de Dogen. Tras la muerte de su maestro siguió transcribiendo sus enseñanzas. Estas notas han hecho posible la difusión de la mayoria de los textos del Shobogenzo. Hacia el final de su vida escribió el Kamyozo Zanmai “El Samadhi del granero de la gran sabiduria”. Este texto permaneció en secreto hasta la era Meiji, en el siglo XIX. Sólo podia ser revelado a las personas consideradas aptas para practicar la Vía.

Poema de Keizan Zengi:

Si lo llamáis “un solo cabello” alcanzaréis aquello que alcanzó Ejo. Pero ¿Qué es “un solo cabello”? ¿Os gustaria escucharlo?:

Desde el principio no ha cabido,
En el espacio, ni una sola aguja.
No digáis, pues, que un cabello
Puede atravesar mil agujeros.
El espacio es inmenso e independiente,
Se halla más alla de todo concepto,
Es vacío, inmaculado y carece de rasgos distintivos

Segun: Bovay, Kaltenbach, De Smedt (1999): Zen. Práctica y enseñanza, historia y tradición, civilización y perspectivas. Barcelona: Editorial Kairós.
Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Cronicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona: Editorial Kairós

KEIZAN JOKIN

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Keizan Zenji (1268 – 1325)

El Maestro Keizan fue el tercer sucesor del Maestro Dogen después de Koun Ejo y de Tettsu Gikai (1219 – 1309). Gracias a Keizan el verdadero Zen transmitido por Dogen se extendió por todo Japón. Allí fundó numerosos templos, el más importante de ellos, Soji-ji, sigue siendo hoy, con Eihei-ji, uno de los principales templos del Zen soto. Keizan hizo realidad el despertar al oír los comentarios de Gikai sobre el koan de Joshu: “La Vía es el espíritu cotidiano”. Escribió el Denkoroku, “La historia de la transmisión del despertar desde el Buda Shakyamuni” y el Zazen Yoyinki, “Recomendaciones para la práctica de zazen”. He aquí algunos extractos:
“Zazen permite simplemente que la gente despierte su espíritu y que permanezca a gusto con sus facultades originales. Es lo que se llama mostrar el rostro original y revelar la naturaleza fundamental. El cuerpo y el espíritu caen, se desapegan, poco importa que estemos sentados o tumbados. Así, ya no pensamos ni en el bien ni en el mal y podemos trascender lo ordinario y lo sagrado, ir más allá de cualquier concepto de ilusión y de iluminación, y franquear totalmente las fronteras de los seres sensibles y de los budas…
De esta manera, zazen conduce directamente al océano del desperar, manifestando el cuerpo de todos los budas. El espíritu original inconcebiblemente claro se revela súbitamente, la luz original brilla por todas partes. En el océano nada crece ni decrece y las olas nunca vuelven hacia atrás. Por eso los despiertos han aparecido en el mundo con la sola intención de traer a la gente el conocimiento y la visión del satori. Tenían un arte apacible, impecable y sutil, llamado zazen, estado de absorción que es el rey de todos los estados de concentración. Permaneciendo en esta absorción aclaramos directamente nuestro espíritu. Así comprendemos que es la puerta principal en la vía del satori…
El Buda ha dicho: “Aprender y pensar, es como quedarse delante de la puerta, estar sentado en zazen, es volver a casa para sentarse en paz” Que verdad es!
Un monje de la antigüedad ha dicho: “Cuando termina la conferencia, llega la tranquilidad, cuando llega la tranquilidad, aparece la sabiduría y cuando aparece la sabiduría, se ve la realidad”.Puede parecer que el espíritu se hunde o se escapa volando, a veces parece huraño, a veces agudo. A veces ves fuera de la habitación, a veces puedes ver a través del cuerpo, a veces ves formas de buda o de bodhisattva. A veces comprendes las Escrituras y los tratados. Este tipo de cosas extraordinarias son enfermedades debidas ala carencia de armonía entre la conciencia y la respiración…
Incluso si no debéis guardar la enseñanza para vosotros mismo, no tenéis que hablar de ello, salvo si alguien os pregunta: permaneced silenciosos las tres primeras veces y ceded a la carta vez que os lo pidan en serio. De diez cosas que querríais decir, omitid nueve. Que el moho crezca alrededor de vuestra boca, como un abanico en invierno, como una campana suspendida en el aire. No interrogar al viento en todas las direcciones es una característica de las personas de la vía. Seguid sencillamente los principios de la enseñanza, no os preocupéis de la persona: andad por el camino y no os congratuléis – este es el punto mas importante que hay que recordar…”
Los dos grandes discípulos y sucesores de Keizan fueron Gassan Joseki (1275 – 1365) y Meiho Sotetsu (1277 – 1350).
De: Bovay, Kaltenbach, De Smedt (1999): Zen. Práctica y enseñanza, historia y tradición, civilización y perspectivas. Barcelona: Editorial Kairós.

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